menucito

Jorge Salinas

Jorge Salinas, cantautor del Oeste del gran Buenos Aires.
Después de haber transitado varios proyectos musicales está presentando su primer disco solista "Nuevo Lago".
Realizado entre julio de 2009 y febrero de 2010 en estudio Monstruoverde, San Antonio de Padua, Buenos Aires, Argentina.
Producido por Juan Graña
Ingeniero de grabación, mezcla y master en estudio Monstruoverde: Germán Kobiec
Arte de tapa: Verónica Vivanco - Rojo Ramona
Diseño gráfico: Nacho Alfaro – Lluvia de ideas
Fotografía: Luisina Colombo – Descubrilaimagen


MYSPACE

PAGINA OFICIAL



Milagros Leiva: Algunas noches…soy fácil



(Y no sos vos la que escribe, sino esa loca que encerraste en tu altillo, que en realidad es tu fondo más profundo.)

La verdad es que ahora te entiendo un poco más.
Y sí…El tema es que, como te decía, yo me hago la guacha pistola y creo que en el fondo soy una Susanita cualunque. Y no me gusta, pero bue…

Encima que hacía un frío tremendo hinchaste las bolas para que te acompañara a ver al pibe éste que te gustaba, y me dio cosa y te dije que sí para hacerte la gamba pero estaba cansada y con frío y con muy poca onda y cuando lo veo al pibe no sabía si reirme o llorar…¡¡¡¡Dios!!!!
Sos una hija de puta, boluda. No podés comerte a un flaco que tiene una banda tributo a Motley Crue!!! Todo el combo: pantalones de cuero ajustados, botas tejanas, pañuelo en la cabeza, pelo batido… ojos delineados y labial… Siiiiii… labial rojo…y llegaste y te agarró y lo besaste.  Yo estaba ahí re perdida y el nabo del amigo vino a chamuyar y te quería matar. De repente dejaste de apretarte al tipo y te vi toda manchada de labial -y ni siquiera era tuyo porque vos no usás- y pensé ¡Qué triste! Fuiste al baño a limpiarte y te cagabas de risa y me decías… “Te maté con éste, eh, lo saqué de donde vos sacás a tus chongos”…Y vos que me criticabas al rasta que al lado de este esperpento era un príncipe…No tenés derecho… ¿Qué te gusta del tipo? ¿Comparten el maquillaje? ¿¿Lo ayudas con el peinado??  Y encima se le veía el borde del slip rojo gastado asomando y no tenés derecho boluda…Te habrá llegado de última en alguna hora de bagartero que agarrabas lo que venga porque te querías llevar un hueso…Pero, ¿seguir viéndolo? Noo… estos muertos hay que dejarlos en el fondo del placard…Y me mirabas desencajada en el espejo y te reías y yo que te hice la gamba para venir a este boliche del orto y ahora me largás para irte con esto… No podés…
Yo no sabía si volar de ahí o quedarme en el baño y no salir más.  Me agarraste y salimos y estaba el coso éste con el otro coso del amigo esperándonos con una cerveza –y al menos nos invitan algo- pero el amigo era cualquiera y yo cero onda y desapareciste con el otro. Y el chabón hablaba de su banda, de los temas y yo pensaba:  ¿¡¿Qué temas?!?...Si sólo copiás temas de otro, y encima te salen horrible, dejate de joder y andá a estudiar música porque encima que copiás, copiás algo pedorro. Y esa camisa abierta y los pelos del pecho no son graciosos…
Pusieron un tema de Bon Jovi y todos se prendieron fuego. El tipo quería bailar y yo pensé… ¿¿¿¿¿Qué??????...¿Bailar qué? Me agarraba la mano y yo cero hasta que me vi como de afuera y dije… “Esto es mi vida”, me hago cargo. Y lo seguí y bailamos Bon Jovi en el centro de la pista y tuvo éxito porque levantamos la noche y la gente bailaba y gritaba y la cerveza corría y cada vez más batidos, más cueros y delineador.
Terminó el tema y vino otro hit y el tipo me pidió el delineador y se fue al baño. Quedé en un rincón al lado de un grupo de hambrientos que miraban al acecho.  Te vi contra la pared y te hice señas…Yo parto…
Y ¡Quedate boluda que está bueno!… ¿Qué? ¿Te vas a ir a dormir? ¿O vas a llamar al forro ese? Cortála con ese pibe que no va. Divertite que la noche es joven. Este pibe que te presenté está bueno. Y viene el pibe del baño y me devuelve el coso,  lo guardo en la cartera.
Llega el labiopintado platinado…Sí, platinado…(me había olvidado ese detalle)…y te agarra y ¡Qué asquerosa que sos…no tenés derecho!...Ésta no me la olvido nunca…Les saco una foto y que la vea Marcos y te odie todavía más, porque encima de meterle todos los cuernos, lo hacés con cada adefesio….¡Qué gila!…Y que ni se te ocurra jamás criticarme un pibe que presente, porque sabés que lo que llego a presentar es lo más decente, lo otro no lo muestro ni a palos. Pero en serio, hay un límite, y la poca dignidad que me queda, la quiero conservar.

¡Y para qué!…El tema más mersa y cachudo de la historia….Home Sweet Home de Motley Crue y el lugar se vino abajo. Encendedores, celulares, las luces bajas…Coreaban el tema…El video en la pantalla y los pibes estos que no sé qué hacían, si bailaban, si flasheaban, si soñaban con que un poquito de todo eso les pertenecía. Y qué triste pero qué simple…creer tan ciegamente en algo que no existe y cuando la noche se termina llegar a casa y sacarse el disfraz y que sea lunes y que sea martes y que todo se repita hasta que llegue el momento de tener estas noches.

Y me saqué una foto con los Motleys y me reí de todo y de mí un poco también, aunque a vos todavía te odiaba por mala amiga y garca. Todo bien, pero yo ya hice mi noche, y no…no lo voy a llamar… aunque me muero de ganas. Pero siempre algo hay para calentar la cama.
-No, no… lo único que falta es alguna de Sebastian Bach o Brett Michaels y me encadeno a la puerta del Congreso y llamo a Crónica… ¡Por favor!…
-…
-No, no… me voy sola. Paro un taxi. Sisisi, no pasa nada… nono, mejor que no me acompañe…
Y en el taxi el tipo al lado mío… La puta madre.
Al menos espero que se saque el maquillaje…
-Sí, por acá está bien…
-¿Cómo era tu nombre? Cierto…ah….pero te dicen Ace….mirá vos….¿Querés un café?


Poema para cuando no podés dormir








Alguien apuñala la almohada
en busca de su imposible
lugar de reposo
(Alejandra Pizarnik)




No hay testigos
no hay testamentos
los recovecos son laberintos que parten desde tus ojos
hasta cada una de las caras del miedo

A fin de cuentas en este invierno todo es invierno
las muecas de la sombra
se apoya en el filo de la navaja
se gastan ruidos y goteras
sábanas agotadas
y música metal

la boca sesgada
se cubre con las manos
que dicho de paso
ya no piden revancha

y en el vaivén de la noche
la habitación es una esfera
que puede reventar
y revienta

prende un faso
no se le ocurre llorar.



la foto fue sacada por Rita Larossa.
el poema lo escribí después
o en el mismo momento en que el flash hacía de las suyas.

Timothy

Timothy es una banda de San Vicente (provincia de Buenos Aires, Argentina). Se formó en febrero del 2008, y está integrada por Max Ramírez (voz y primera guitarra), Felipe Pardo (bajo), Hernán Zanetti (segunda guitarra), Nando Lugo (batería) y Mariela Peralta (voz y coros). En su trayectoria musical han compartido escenario con Cuentos Borgeanos, Fabiana Cantilo y Jordan, entre otros. Timothy cuenta con tres demos y un EP de nombre “Hasta que despierte el sol”, que fue grabado con sello independiente en La Jauría de los Viernes. En la actualidad, están próximos a lanzar un nuevo EP llamado “Colores nuevos”, que incluye seis canciones inéditas, grabadas y masterizadas por Alejandro Fernández.
Con la pretensión de expandir la música joven y hacer vibrar los sentimientos de las personas… ¡Timothy los está esperando!


Contacto de Prensa:
Julio Martín Fridman - Prensa y Management Pinta tu aldea!
Email: pintatualdea@gmail.com
Tel: +54-011-15-5820-3476


Fati Maggio
(pintura - Oleo s/tela)

Martín Wilson: Viví un verano caliente! bate la voz de la fm


Hoy no vino el heladero, 
 bicicletea 
pero no pedalea hasta mi calle. 
-heroe del frigor – no se lo maldice aunque falte,. 
Se lo respeta. 
Y más en verano seco de patio, de baldosa pelante 
y pies descalzos bajo manguera. 
Persianas bajas, televisor sin novela 
y falta el grito: hay tasita palito bombón helado. 
Dicen que lo vieron,
dicen
Se reza la aparición cíclica, 
torpedo, laponia, esquimal, 
Conogol para la más galante
hasta que la frescura nos suceda. 
¿Donde está el cofre?
 Tela gomosa porosa, 
el hielo seco, el humo, la niebla, 
efectos especiales, hollywood en castellano 
y los tesoros, 
la magia, el cante: 
hay tasita, palito, bombón, helado 
y el verano vacio, caluroso 
y distante.

Sabrosas colas de serpiente

O la experiencia cíclica en el mundo chato
Su abrazo también es imposible: la serpiente carece de brazos. Sólo le queda, no como única opción, sino más bien como destino fatal, perseguirse a sí misma y autocomplacerse. Saborear su propio cuerpo enroscada en el círculo perfecto a partir del cual el Infinito encontró su forma. El placer de su boca venenosa es también lo indiferenciado; volverse una consigo misma, recurrirse, recomenzarse, y de esa manera, nuestro reptil sin patas, consigue la inmortalidad. Sin dios mediante, sin ídolo y sin verdad última, la serpiente se basta por sí sola para ser infinita, para ser completa.
Dirán sus detractores que el veneno en su dentadura fue puesto ahí por el Demiurgo –aquél cínico omnipotente–, con el único fin de que, al encontrar el placer de lo eterno, la propia serpiente se envenene a sí misma y muera. ¡Pero morirá eterna! Dirán sus espléndidos defensores.
Yo, por mi parte, ni acusador ni abogado, sostengo que no morirá. Y que aunque sus dientes lograran introducir el veneno en su cola, la inmortalidad ya habrá surtido efecto. Porque lo indestructible y lo indiferenciado tienen lugar gracias al placer de alcanzarse uno mismo.
¡Benditas sean las colas de serpiente, porque de ellas es el reino de lo infinito!

Augusto Enrrique: Nos vemos en japón


Se dió vuelta
me miró
con los ojos pensativos
casi dulces
y me dijo:
nos vemos en Japón


Y ante el hecho
irremediable
insalvable
imposible de cambiar
le respondí:
está bien


Aunque Japón queda tan lejos
que es como que no existiera


Estas cosas
(y algunas otras)
son las que duelen
El derecho natural
como ley de lo absurdo.
Como que caigo y en vez de levantarme me escupen,
como que pendo en el abismo y me pisan los dedos.
El derecho natural.
como ley de lo injusto.
Como pertenecer al resto
y desde la oscuridad poder planear con total impunidad
el mayor acto de cobardía.
Como el hijo de puta
se esmera en ser hijo de puta
y disfruta siendo hijo de puta.
Como una vez encontré el sentido intacto,
para caer apabullado y desarmado,
y con mil heridas volver a subir por la pendiente.
"...Yo jugué a ser malo y di de bruces con el mal..."
El derecho natural
como esa inútil potestad
sobre la patria vendida (regalada)(despreciada)(abandonada),
prohibida para los humildes.
los que duermen en la calles,
en los conventillos,
y que nos sumerge la cabeza en un tacho de decadencia,
nos tortura con picana de ignorancia,
nos denigra.
Los olvidados son otros,
no son esos que olvidaron que un día tenían alma.
Los olvidados están sufriendo.
Están esperando una vez más reivindicar su espíritu
y con cabizbaja actitud escriben una línea mas
en su eterna poesía.

Cortázar / para escuchar con audífonos

Leemos la sorpresa o la fascinación de Cortázar describiendo el mecanismo inconcebible en términos no científicos a través del cual el cuarteto de Bartok sufre sucesivas metamorfosis (o cambios de estado, como el agua) para llegar al vinilo, al diamante, al audífono. Nos sonreímos como si estuviésemos ante una anécdota infantil (mirá lo que le sorprendía al tipo que no llegó a ver ni siquiera el cd), como si no fuese más mágico el surco mecánico del vinilo que el clúster digital o las memorias blandas.
Incluso, nos simpatiza imaginar al escritor que no sabía decir la erre enredado en los cables de sus auriculares conectados directamente al combinado (en realidad llegó a ver los walkman y los cassettes). Pero el silencio del mp3 sigue siendo tan fosforescente como el del primer audífono. La burbuja afecta a más gente y más gente asiste a convenciones de burbujas que hablan con señas entre sí, que gritan porque no se oyen, que se miran y no miran, cada uno en su esfera confortable de microcanciones y alaridos a medida de cada caracol, yunque y martillo.
Así y todo, los gestos de ella mientras oye son los gestos de ella y mi fascinación es la misma. Muéculas apenas, inconcebibles en términos científicos.

El mini-proust: hoy, Macky Corbalán

Autosemblanza:

Por suerte (para ella) nace. Lo hace en Cutral Có, ciudad neuquina donde naciera también la práctica del piquete. Agua y fuego es el significado de Cutral Có en mapuche, elementos que, irreductibles en su contradicción fundante, crían a sus hijxs en la contención abrasadora de la vehemencia y el desenfreno. Poesía es mi madama, lo central de mi bio, el resto: anécdotas mínimas.
Tres libros publicados: La pasajera de arena (Libros de Tierra Firme, 1992), Inferno (Libros de Tierra Firme, 1997) y Como mil flores (Hipólita Ediciones, 2007).
Poemas en numerosas antologías: Poesía en la Fisura, por Daniel Freidemberg (Ediciones del Dock, 1995), Antología de Poetas de la Patagonia (Centro de ediciones de la Diputación de Málaga, 2006), Poetas Argentinas (1961-1980) (Ediciones del Dock, 2008). Antología Poesía del siglo XX en Argentina (Visor, 2010)


El mini-proust propiamente dicho:


¿Cuál es el defecto propio que deplora más?
 La ira. La molicie.
 
¿Cuál es el defecto que deplora más en otros?
 La falta de humor. La necedad.

¿Cuál es habitualmente su estado mental?
 Alegremente ofuscado, como en el resto de la humanidad.

¿Cómo le gustaría morir?
No puedo asociar morir con gustar. Si pudiera elegir, moriría como paso de una luz a otra más intensa. Volatilizarme, en todo caso.

Si después de muerto debe volver a la Tierra, ¿convertido en qué persona o cosa usted regresaría?
En aguaribay, a orillas del río de Juan L.

¿Cuál es su mayor extravagancia?
No creer en la realidad (mi día es una performance continua). Y coleccionar palabras sueltas en libretitas (tengo decenas).

¿En qué ocasiones miente?
Miento por belleza, cuando –en pocas situaciones- se impone este ejercicio de ficción estética. No cuido el pellejo mintiendo. 

¿Qué persona viva le inspira más desprecio?
Jorge Sobisch y los de su calaña.

¿A qué persona viva admira?
Mi hermana.
Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.

¿Cuál es su idea de la felicidad perfecta?
Una felicidad imperfecta.

¿Cuál es su mayor miedo?
No vivir poéticamente.

¿Cuál es la virtud más sobrevalorada socialmente?
La honestidad. El éxito.

¿Qué talento desearía tener?
Oído para otra música que la de las palabras, si es que existe tal cosa.

¿Cuándo y dónde ha sido más feliz?
No creo tener agotada mi capacidad de felicidad pero recuerdo un momento muy feliz:
Una tarde luminosa de diciembre del 2000, golpean las manos en la puerta de mi casa: una muchacha desconocida, enviada por una amiga en común, buscando una recomendación para enviar sus textos a un concurso de poesía. Recuerdo que pensé al verla: "ojalá no me guste, es tan masculina". 10 años más tarde, Valeria sigue siendo el amor de mi vida.

¿Cuál es su posesión más atesorada?
Mis libros. Los dispositivos donde backapeo los poemas inéditos.

¿Cuál es para usted la manifestación más clara de la miseria?
La intransigencia y la indiferencia: Redundan en un mundo con desastres ecológicos, personas hambreadas, violencia de género, larguísimo etcétera.

¿Cuál es su pasatiempo favorito?
Bailar electrónica, vestida con mis pantalones a cuadros y mis adorados anteojos azules.

¿Cuál es la cualidad que usted aprecia más en una mujer?
Ironía, humor negro, imaginación, impetuosidad, coraje, sensualidad.

¿Cuál es la cualidad que usted aprecia más en un hombre?
Ídem anterior.

¿Cuál es su héroe de ficción favorito?
Frankestein.
Mystique, por su capacidad queer de duplicarse en seres de cualquier sexo.

¿Qué escritores/as prefiere?
Puffff , bocha: sobre todo poesía y filosofía. Gustos heterodoxos, vida gozosa. 

Mélan: Un día perfecto

            -contame
            -a la tarde fui a buscar a mi sobrina a la escuela. comimos afuera y quiso ir a la plaza. se hamacó un rato largo, cuando se cansó, la llevé a casa y le hice una merienda mientras miraba dibujos animados
            -¿y vos?
la Boa se puso de rodillas y gateó hasta mí
            -yo trabajaba en la computadora y hablaba por teléfono. a las seis llamó mi hermana, dijo que pronto pasaría a buscarla
apoyó sus manos en mis rodillas y la cabeza en mi panza
            -¿a qué hora llegó?
jugaba con el cinturón
            -se le hizo muy tarde… pará…
            -¿y qué hicieron todo ese tiempo?
            -cuando se aburrió de los dibujos, fue a buscar al perro y jugó con una pelota… pará, así no…  después me insistió para que fuera a jugar con ella…
            -¿y vos cómo estabas?
            -bien…yo… pará, dejá eso… sólo quiero hablar
cerró el cierre del pantalón
            -yo no quiero hablar. quiero que me cuentes vos
            -hoy no quiero
me levanté y acomodándome el pantalón. serví algo de beber
            -¿qué querés?
la Boa se recostó en el suelo y jugaba con su pelo
            -no sé. cualquier otra cosa
            -¿ella tiene rulitos como yo?
            -dejá a mi sobrina en paz. ya te dije que con ella no es así
            -pensé que te hacía bien
            -hoy no
se recostó en el sofá y puso su mano entre las piernas
            -¿te molesta si…?
            -hacé lo que quieras

el asco volvió con la lujuria desmedida. hacía meses que no veía a la Boa y ella lo trajo todo de vuelta. me fracturó. visité diecisiete prostitutas en doce días. todas decían tener entre diecinueve y veintidós años, pero ninguna tenía menos de veinticinco. al salir de sus departamentuchos calvos, sentía mis pies vomitar sobre las baldosas. iba a la plaza Francia a fumar hasta el anochecer. todo el anonimato que necesitaba para entumecer mi pene, escuchar una y otra vez “a perfect day” hasta que el frío y el hambre fueran las únicas sensaciones posibles. saciaba una de las dos y me quedaba con la otra para no pensar en otra cosa. al menos hasta el momento de levantar el teléfono y llamar otra vez. Mia Karla Clarissa Mara Yuly Belu Sol Danny. todas eran iguales. todas eran la misma. todas eran la Boa. y mientras estaba con alguna de ellas, alguna que le gustase hablar mientras yo ponía mi dinero en su vagina, no podía dejar de recordarla, verla en ese sofá tocándose, indiferente a mí pero atenta al asco que se me caía por las comisuras mientras ella hablaba con palabras certeras
            a la semana siguiente opté por la pornografía




convertí la única habitación con llave en mi templo masturbatorio. pasaba entre dos y ocho horas ahí adentro, en la luz fría de la pantalla, degradando jovencitas y no tan jóvenes, haciendo de ellas lo que quisiera mi mano, hasta dejar quemada mi cabeza. todas las noches eyaculaba en la terraza o el balcón, fumando hasta descomponerme y caer agotado en la cama, sin chance de pensar que quizá alguna vez algún dios de la villa me otorgara mi momento de sinceridad con el mundo y le regalase a éste cuerpo enfermo un angelito para desplumar con tanto amor y tantos dientes

esquivaba a la Boa, que me necesitaba para satisfacer su conciencia, negarse como mujer normal y sana y reafirmar su obscenidad. y aunque todo era fingido bajo la forma de un juego, sabía despertar en mí lo más legítimo. y por eso yo la odiaba

por la mañana me sentaba a leer algún diario viejo en la terraza, de piernas cruzadas, con el cigarrillo hacia el sol. a veces me cubría con un paraguas

empezaba a verme desahuciado. hacia las cuatro y media de la tarde ya no quedaba deseo, perversión, suciedad, siquiera una mueca desagradable… nada. me veía en el espejo semejante a un charco y pensaba en cosas bellas. memoraba. imágenes en 16mm donde la gente se veía contenta y asoleada. veía colores que no estaban en mi templo. a veces hasta lograba sonreír como un nene remontado. y abría el paraguas para no ver el techo

a las películas hogareñas que imaginaba agregaba a veces alguna jovencita de las películas que veía, les ponía nombres latinos, les regalaba vestidos bobos, las hacía sonreír sin semen en la boca. éramos felices

una mañana me duchaba a oscuras y compuse un poema en voz alta:
           
            en mi útero partido
            tengo un nene eisoptrofóbico
            devorado y digerido
            vomitado y lamido
            me mira con ojos de perro mojado
            me nombra con boca de madre
            me asesina con boca de padre

en algún momento sentí perder la capacidad de habla. mis cuerdas vocales habían sido eyaculadas la tarde en que volví del almacén con esa nena atravesada en los ojos y la garganta. a partir de ahí un encierro de dos semanas donde los últimos cuatro días fueron el silencio. las imágenes en la pantalla sacudiéndose sordas, mudas, necias. sólo se escuchaba el papel del cigarrillo quemándose entre los dedos

quizá por miedo, por haber asumido la debilidad, o porque no había nadie más en el mundo… dejé que la Boa entrara a mi casa. me encontró envuelto en una manta, con chuchos de frío. sonreía como esas mujeres aristócratas cuando entran a un hospital a visitar nenes con cáncer. supuso que estaba enfermo de algo, bebió un té y se sentó en una silla de madera a mirarme. yo fumaba y tosía. el silencio se llenó de bilis. se fue

contra toda voluntad depresiva, al mediodía llevé a comer a mi sobrina. fuimos a la plaza. dibujamos en el banco de una estación de tren. quise romperle el cuello y acostarme en las vías a esperar con las orejas tapadas
irrumpió una tarde en otra tarde y otra en otra tarde. me regaló cigarrillos y entró a la habitación obscura. por la noche, los pornógrafos se ponen sus anteojos, se sientan a cierta distancia de la pantalla y dejan su boca cerrada, con pasividad exterior, hasta el momento de abrirla, como si una lombriz se asomara entre los labios, y dejar salir en un hilo de baba invisible el primer gemido apretando los dedos. la Boa agarró mis anteojos y se los puso, encendió un cigarrillo y empezó a hablar
            -tengo un regalo para vos
           
miraba la videoteca repasando títulos que conocía y que no, hacía comentarios sobre las jovencitas de las portadas. me preguntó. yo no respondí. y dijo
            -just legal, all legal… ¿nada menor a los 18 años?
            -nada
sonrió otra vez como dirigente político, repitió lo del regalo y se sentó esperando que yo hablara algo
            -podés contarme… ¿me contás?
            -te dije que no quiero hablar más

ahí todas las mujeres parecían estar disfrazadas de alguien más. la obscenidad y la vulgaridad oscilaban entre sus caras y sus bocas, los movimientos desmedidos y las expresiones exageradas. las mujeres se entregaban como si entregaran una vaca y los hombres tomaban, probaban y poseían sin respeto, como ciegos hambrientos y perros. sin embargo, a los ojos de cualquiera, el asco siempre sería mío. no es necesario no comprender a alguien como yo. sólo podía definirme como reflejo inmediato de ese carnaval grotesco, como un pozo donde eyacular la saliva, el sudor, la sangre femenina, el alcohol digerido, el heno prematuro

por debajo de la música apenas se escuchaba un murmullo agudo, desesperado, psicodélico

la Boa se sentó al lado mío
            -entre toda ésta gente, no es difícil sentirse especial
habló con calma, sin levantar la voz y yo la escuché con toda claridad. me sirvió un vaso de algo, señaló a su derecha. llevaba bajo el brazo una jovencita. la Boa susurró en mi oído
            -tiene doce años. es tuya… nuestra. se llama Lucía
le miré los ojos azules, decaídos, el pelo rizado, las muñecas delgadas que terminaban en uñas cortas, rojas, dedos largos en manos de cangrejo
            -no tiene doce
la Boa rió, la miró. me miró
            -es cierto… tiene catorce, pero…
            -¿catorce?…
            -… bueno, quince. pero aparenta menos y es muy entusiasta

humectación
la casa de la Boa olía a la cara de una de esas señoras aristócratas de Recoleta que canta tango en el Tortoni por la noche. ella estaba acostada en el suelo, jugando con su pelo. Lucía miraba la colección de discos y películas. todos estábamos en silencio

(quiero pelar manzanas
quiero fumar en la ruta
quiero un paraguas trasparente
quiero un ejército de pitufinas
quiero opacar todos los espejos
quiero rutina
quiero navegar con mi papá
quiero saber los nombres de las piedras
quiero un cuerpo sano)
            -los dejo solos
la Boa se fue, dejando en el lugar que había ocupado del suelo una promesa que Lucía no entendía y yo no cumpliría

            -si ella te está pagando…
            -no. yo vine porque quise. ella me contó todo y quise conocerte y…
            -olvidate
            -¿no te gusto, o soy muy grande para vos?
            -ni la Boa ni vos entienden
            -sabés… yo soy linda, además estudié actuación, puedo ser como quieras que sea. no me molesta, ni me da miedo. traje un vestido, si lo querés ver… bueno, no sé lo que te gusta o te…
            -Jodelle Ferland
            -¿qué?
            -no podés ser Jodelle Ferland
            -no sé qué es eso
            -no quiero ver belleza. si te queres ir, yo espero a la Boa acá, o me duermo
            -¿querés un cigarrillo?
            -si
            -ah, mirá…
abrió un paraguas lila y se sentó al lado mío. apoyó la cara en mi hombro
fumó encallada
            -no te pongas mal, no es tan importante. los chicos de mi edad son aburridos y estúpidos y las mujeres tampoco me gustan. todo es muy aburrido y muy estúpido
            -¿creíste que acá sería diferente?
            -no sé… fue un poco el libro que leí. pensé que vos al menos verías otras cosas y sentirías otras cosas. una percepción distinta, o por lo menos una que yo desconociera. y supuse que también tocarías diferente…
            -¿a vos qué te pasa?
            -no sé. nada me gusta… quería ver del otro lado















una prostituta me escupió cuando le expliqué quién era Jodelle Ferland. no volvió a hablar hasta que terminó el tiempo y dijo que no podía volver a verla

en la plaza Francia los cigarrillos tienen otro gusto. esa tarde los pies no vomitaron. ahí sentado creí que el anochecer nunca llegaría. creí que el hambre y el frío no llegarían. pensé que el tiempo se dilataba, que mi fondo se alejaba y el humo que aspiraba nunca saldría y la canción que no terminaba de sonar  sonar sonar sonar sonar sonar sonar y sonar sonar

un brusco despertar

Una luminosidad recorrió todos y cada uno de los rostros del único
nido que sobrevivió a la limpieza. Era una multitud callada y agobiada,
que sólo abría la boca para rezarle al único verdugo de la tierra.
Yo no fui alcanzado por ningún tipo de luz. No asistí al reparto, nunca
creí en las ofrendas multitudinarias.
Mi cuerpo dormía. La conciencia seguía intentando inútilmente resolver
la cuestión que a mí me dislocaba, ¿estaba vivo realmente? Enseguida, una
cuestión aún más aguda me sacudió de una manera que jamás podré
explicar, despertándome por completo. ¿Qué significaba estar vivo? Miré
al cielo y sentí un gran escalofrío, estaba a punto de colapsar. Tomé una
gran bocanada de aire siguiendo completamente su recorrido.
Inesperadamente el malestar se había desvanecido, y me volví a dormir.