menucito

Poesía: Martina López Brazzola












[Ilustración: Irma Gruenholz]


14. Mugre


Ayer limpié mi pecera tanto que
los dejé a todos sedientos de mugre
algunos viven todavía y ya asustan
- sus colmillos gigantes
con los que me indagan –
y yo
con mi plumero canto un jingle mientras las notas se me endurecen en el pecho
como si hubiera sorbido ese cemento
y no lo pudiera
ya
vomitar
hasta que 
de toda esa humedad contenida
amenazante sobre tu ciudad
paralizando tu tiempo como un péndulo
nace la Lágrima Sucia

Todavía puedo salvarme
(¡tomen mate, pirañas!)
todavía puedo salvarme.




16. Dialéctica

¡Sin neutralización!
¿Qué relación infraleve
hay
entre la poética de las estaciones de tren
y la contrapoética de la paja?
¿No es el mismísimo deseo
suspendido entre ambas como un aliento movedizo?
Una
es la institución del azar
(paradoja canté pri)
de la esperanza obstinada en la promesa
de quién y de qué futuros probables, mientras la otra
es nofuture porque es clímax
culminación,
pero sin porfín, sin álbum lleno ni bandera en la luna,
¡sin neutralización!, y en el medio
necesariamente sí y sólo sí ahí
es donde trazan mapas y sueñan con cofres
los buscadores de oro,
vos,
yo
¡Sin neutralización!
¡Sin neutralización, Sigmund!
Escuchá como te cantan
“negativo positivo
el deseo sigue vivo”
los tratadistas de la paja.


Cuento: "El noticiero interrumpió la novela de la tarde" por Francisco Magallanes (parte 3)



La señora Elsa llevaba unas cinco décadas arreglando su cabello en La Central.   Se la había  recomendado tía Mabel para su casamiento, cuando apenas si era conocida en barrio Norte. La mano inmejorable de Eliseo, para mantener a la perfección sus rizos dorados ante el aire cargado de humedad, fue durante un tiempo garantía de confianza. Muerto Eliseo en un asalto, la sucesión de su primogénito Carli había transformado a la señora Elsa en una devota quincenal de La Central. Fue él quien se atrevió a instalarla en el centro y convertirla en una tradición. Con el tiempo su gran amiga Chicha había claudicado a la insistencia de la señora Elsa y concurrían juntas los miércoles por la mañana. Al mediodía solicitaban un radio taxi  y almorzaban algo liviano en la confitería París. Sin embargo aquella mañana fresca el coche jamás apareció. Pensaron que sería agradable caminar bajo la resolana, tomadas por el brazo. El viento cruzaba la plaza y la hojarasca se arremolinaba y sonaba como un millar de castañas que se rozaban en el aire. Por momentos las nubes cubrían el sol y un escalofrío colectivo recorría a los caminantes. El llanto de un niño reparó la atención de las señoras que voltearon hacia la derecha y observaron sobre el monumento como un hombre encanecido lo golpeaba y luego le  robaba una bolsa y la ocultaba bajo el gamulán.
-¡Que porquería!- exclamó Chicha.
-Semillas de la delincuencia, Chicha.
-¡Pero le robo al chico, Elsa!
-¡Debe ser droga, Chicha!
-¡Vago!-le gritó Chicha a la distancia- ¡Vago! 
-¿Te volviste loca? ¡Volvamos a La Central, puede robarnos!
-Esta plaza es nuestra también, tenemos derecho…-replicó compungida Chicha
-¡Te matan por dos pesos, Chicha!-dijo Elsa y la tomó del brazo-Volvamos y tomemos un coche.
-Siempre hubo pobres… Pero ahora está lleno de negros-dijo Chicha mientras volvía su mirada-¡Negros de mierda!           
            
              Sentado en un banco de madera, fumaba con la mirada extraviada y pensaba en el día en que todo terminó por desmoronarse. Aquella tarde fueron con Norma Susana a comprar los regalos de Navidad. La ola de calor llevaba más de una semana y el pronóstico advertía que podría extenderse hasta noche buena. La mayoría aguardaba las horas que el sol flaqueaba y entonces brotaban como la humedad sobre las diferentes cuadras comerciales y consumían a puro plástico.
            La primera mañana también era lo suficiente fresca como para despertar con el humor despejado. Cachi aprovechaba el local sin clientes para reponer la mercadería vendida la jornada anterior. Prendía la radio en el dial de Larrea y comenzaba con las bebidas de las heladeras grandes;  revisaba el sector de fideos y los colocaba según marca y precio; minutos antes de las nueve, prendía un cigarrillo y mientras se elevaba la cortina del frente, apilaba los cartones y los apoyaba sobre el álamo de la vereda. Era lo más placentero que presentaban sus días. En la petrolera se ganaba bien y la indemnización terminó siendo un engaño. Contando monedas como un trasnochado pudo abrir un almacén, y a pesar que no había dinero en la calle, alcanzaba para conservar el statu quo.
         
           Gimnasia y Esgrima redondeaba un excelente torneo comandado por el viejo Griguol; Cachi buscaba la camiseta de Pedrito Troglio para Ramirito mientras Norma Susana se encargaba de los mellizos. Tenía más de cincuenta números adelante y seguía entrando gente a la casa deportiva; sobre el mostrador una señora elevaba el tono contra el vendedor mientras su hijo estallaba en un berrinche; él buscaba en el perchero de las casacas y sus ojos grises brillaron cuando la vieron. Sentía la suavidad de la tela entre sus manos cuando la televisión interrumpió la novela de la tarde, y todos se alarmaron por los saqueos reiterados del noticiero. Cinco minutos fueron suficientes. Una decena de personas reventaron las persianas y se llevaron a mano libre lo que encontraron dentro del almacén “El progreso” hasta vaciarlo; el  combustible derramado en las paredes ardió con voracidad y terminó abrasándolo por completo. Un diciembre final, donde más de uno cayó definitivamente del cuadrilátero.
       
       Sintió una mosca joder detrás de la oreja; el ensueño le dejó un sabor amargo en el paladar y se reacomodó molesto en el banco de madera. Un hombre joven lo observaba. Cruzaba la plaza a paso ligero, llevaba el cuello desprendido y un ambo impecable, su mano derecha sujetaba un brillante maletín de cuero, mientras con la otra se quitaba las gafas. Lo miraba espantado, como quien descubre un pañal relleno antes del almuerzo. Cachi fumó la última pitada que ofrecía su cigarro y guardó el humo adentro; carraspeó con claridad y persistencia, sin quitarle la vista de encima un segundo y escupió con potencia hacia el camino.


Parte uno
Parte dos

Poesía: Belisario Sangiorgio











Poema 1 - Huesos de potencia
La virginidad tonta simula
pero no cabe duda de que los ángeles
se convocan frente a cada improperio de futuro,
a conocidos precios del aprendizaje.

Una mano se moja bajo un derrame de agua
y revolotean los poros respirados.
Diamantina se revuelve esta luz no violenta
para opacar aún más la sombra del esqueleto.

No pudo disimularla, llamaron. 
Recordemos la oreja y los agujeritos de plástico para escuchar por teléfono,
esta noticia: un voluntarioso se ha ido al maso de Camus. 

La virginidad se torna simulación
los ángeles vuelven obsoleto el intento de asimilación,
congelados frente al hielo que vendrá.
No arriesgan.

Una mano reposa y decanta en el hombro,
como apariciones ensambladas bajo
huesos de piedra preciosa y espinillas en las palmas de la sombra. 


 Poema 2 - Lo que se escapa en la velocidad
Voy a contar al final de las cuentas
que todavía me queda la media luna en flote allá arriba,
los cigarros con el mismo sabor en la plaza de la Legislatura,
el bar Los Tribunales cerrando después de la coma, con dos borrachos adentro
 y las piedritas en los postigos de María Laura.

Particularmente hoy sobra
lugar para los pájaros vitoreando esta paredes,
para la lluvia en las chapas de la época y
de seguro cabe el anciano de la habitación contigua
que me guarda las camisas de pintar el primer chubasco.

Barrio El Pilar bulle en los perros desvergonzados de sus colmillos,
mientras las ranchadas a la redonda duermen
por el medio de los ralladores, los timbales, el pecoso.
Mientras la familia de la imprenta hace girar las rotativas de mañana,
cuando imprimen la ideología de cientos.

Esta vez la cerveza se alza por el cartel de la farmacia con la letra r quemada,
por el nieto de la recepcionista que abre cada tarde
la puerta del diario.
Un periódico que asoma sobre el agujero negro del escritorio
dice que “Mueren tres mujeres en protesta siria”. 
Los matutinos de al lado de la cama están fechados entre el 79 y el 81:
despierta el final de las cuentas.
el Jefe del Comando de Sanidad visita Salta, 
Galtieri, Maradona, Guerra Fría, armas nucleares,
cadáveres de nadie en ningún lugar por doquier.

¡Y esta noche no aparece la muerte, ni partidas!
Esta vez los  ecos juran por dilatar la escritura,
Para que nada haya que hacer
más que alternar
entre sueño y ensueño. 

Colectivo Abisal presenta: Escupitojo


"Desde las profundidades de la zona abisal nace ESCUPITOJO, con la intención de difundir de manera independiente, personajes, ilustraciones, palabras, tramas…  que provienen de insondables depresiones marinas.

 Los peces abisales de cuerpos blandos y dientes torcidos que conforman este colectivo" son:

            Midi                                                                        Azuluna


                                                          
                                          

Si es rápido y es gratis, entonces why not?

Compileft Vol. I, nuestro nuevo aporte a la cultura independiente.
Por Escrituras Indie

Como somos almas inquietas, no paramos. En estos últimos meses estuvimos trabajando para armar el Compileft Vol I, un puñado de canciones para recibir el 2012, un proyecto que nació de la sección “Sonido”, liderada por nuestro periodista de rock Joel Vargas. Dado a luz bajo nuestro sello de edición DIFUSIONALTERNA, esperamos que sea el primero  de una  numerosa serie.

Los artistas que participan con sus canciones son Valentín y los Volcanes, Andrea Balency Trío, Flopa/Minimal, Luciana Tagliapietra, Santiago Capriglione, Acorazado Potemkin, Indiana, 107 Faunos, Astrolabio, Puna punch, Fabricio algo, Jorge Salinas, Millones de casas con fantasmas y Chimeneas.

Pero este compilado no sólo ofrece buena música, sino que también cuenta con  textos y reseñas escritos especialmente para la ocasión por escritores y periodistas amigos: Walter Lezcano, Cristian Franco, Joel Vargas, Nadia Sol, Fernando M. Casale, Emmanuel Patrone, Gastón Malgieri, Sebastián Realini,  Martín Barraco, Daniel Rojas Pachas y Milagros Leiva.

Y como si fuera poco, nos dimos algunos lujitos más: el booklet está ilustrado integramente con los maravillosos e inquietantes dibujos de Pedro Mancini; y la presentación estuvo a cargo de las hábiles palabras de Matías Capelli.

Del diseño, la edición y la diagramación se encargó c J., nuestro editor. La producción general fue realizada por Nadia Sol y Joel Vargas. También contamos con la indispensable colaboración del ingeniero de sonido Gonzalo Martínez Hoc.

Compileft Vol. I es el resultado de un esfuerzo colectivo. Esperamos que lo disfruten porque es tiempo —nuestro tiempo— de seguir apostando a la difusión alternativa y a los nuevos artistas independientes.

Sumáte, difundí, compartí, creá. Que este 2012 nos encuentre compartiendo alegría.



Booklet



15 propuestas teatrales sobre el 20 de diciembre



Las crisis generan incertidumbre, la sensación de lo incomprensible; y, seguramente, la imposibilidad del consenso. Pero está bien que así sea. El 2001, a la vez que expuso como nunca el quiebre del tejido social, dio lugar a nuevos lazos de solidaridad, y a la multiplicación y dinamización de los colectivos artísticos.
Por María Eugenía Vidal
15 directores presentaron desde el martes 3 al sábado 17 de diciembre, en el Centro Cultural Matienzo, 15 performances breves sobre lo que sucedió hace 10 años, un 20 de marzo de 2001.
En cada una de las 5 funciones del ciclo, tres directores teatrales mostraron trabajos creados especialmente para el ciclo. Hubo obras de Maruja Bustamante, Lisandro Rodríguez, Santiago Gobernori, Nahuel Cano, Rubén Sabadini, Paula Baró, Francisco Lumerman, Agustina Gurevich, Emmanuel Medina, Pablo Ragoni, Marcos Perearnau, Cristian Cutró, Nacho Ciatti, Claudio Mattos y Melina Marcow.
Participé de la última función, justo 3 días antes del décimo aniversario de la renuncia de Fernando De la Rúa. Se expresaron varias cosas: historias reales, retórica, imágenes conceptuales, sarcasmo, elementos que no nacen ahora, pero que sí es notable que tomaron forma.
CONVERSACIONES 1: UNA CUESTIÓN DE DIGINIDAD. Cuando hablo de historias reales me refiero a la entrevista que le hizo el director Lisandro López a Pablo Solana. Un electricista y diagramador que, entre 2002 y 2003 coordinó y participó de la creación del libro "Darío y Maxi, dignidad piquetera". Su relato se basó en repasar su militancia en el Movimiento de Trabajadores y Desocupados de Lanús y en el Frente Popular Darío Santillán.
Durante un tiempo que no pudo ser contenido como las otras dos performances por el interés de las experiencias de Solana, Lisandro y Pablo conversaron sobre los días en que Solana acompañó a Darío Santillán hasta que fue asesinado por la policía en el Puente Pueyrredón en junio de 2002.
ÉSTAS, Y TODAS LAS COSAS QUE HACEN LAS VECES DE. Años antes del 2001 la gente tenia miedo de hablar. Y no es una metáfora. De la misma manera se distanciaba cada vez más lo público de lo privado. Esta obra describe cómo lo subjetivo de todo ser humano es intervenido por el mundo exterior y es el resultado de este encuentro lo que provoca el desenlace. Cómo se privilegia la cantidad ante la calidad. Y cómo un mismo hecho puede tener varias interpretaciones según esa subjetividad antes mencionada.
Nadie confía en nadie, ni siquiera en la autoridad. Desconfianza a todo nivel, incluso de nosotros mismos. Y está bien. Pero, ¿quiénes somos?
Cosas que se dicen y se desdicen, y el dicen que dicen que dicen. Hoy nos damos cuenta que aquellos medios de comunicación a los cuales se los analiza con la ética que ellos mismos no ejercen, ya no son lo mismo. Las tapas de los principales diarios culpaban a la crisis, crearon un responsable abstracto. Los muertos fueron asesinados por gente con nombre y apellido, pero las tapas prefirieron callarlo.
Todos y todas sabemos que en cualquier sociedad conviven los abusadores y los abusados. Los primeros van cambiando de rostro pero son quienes presionan para instalar su abuso por encima de otros. El siglo estaba comenzando y la catarsis también. Años de decisiones políticas y económicas para nada populares fueron un método macabro de enseñanaza para el pueblo. La participación en las protestas fue consciente, voluntaria. Algo empezó a gestarse, una nueva civilización.
ODISEA 2001. Abordar el desenlace de la crisis no es fácil. Menos lo fue hace diez años cuando todas las reacciones se volvieron impulsivas y espontáneas. Hoy podemos observar ese pasado con otra mirada, más panorámica. Más científica, ¿por qué no? La pregunta es, ¿con cuál de todo los elementos recogidos hasta hoy nos quedamos? Miles de imágenes pasaron delante de nuestros ojos. Y no faltó quien disfrutara de la situación, quien estuviera de acuerdo con ese presente. Un presente, que desde otra visión, también creo libros, documentales, programas de televisión... obras de teatro. La economía iba a cambiar, las empresas iban a colapsar, la gente iba a reaccionar. A partir de eso comenzó el relato que acompaña a esta obra que indefectiblemente te lleva a reconocer la ideología reinante. Un momento, que con el paso de los años, parece haber sido necesario para estar donde estamos hoy. Lo positivo de esa etapa fue generar un proyecto a futuro, reconocer a quien engaña y a quien juega con todas las cartas sobre la mesa.
El martes 20 de diciembre se llevó a cabo una actividad interdisciplinaria, en el aniversario del día D de la crisis. Fue el último día para visitar la videoinstalación "Fachadas en crisis", pero además hubo "visitas guiadas críticas", lecturas y una performance especial a cargo del equipo de teatro del Club Cultural Matienzo.
Dos artistas alemanas deciden hacer algo con todo el material recopilado, y surge la videoinstalación, que consigue un premio importante en Stuttgart. A partir de allí, el contacto con las autoras y la presentación de la videoinstalación en Matienzo.
Hay que decir también que la videoinstalación no se concentra en los días de diciembre de 2001, sino en el impacto que tuvo sobre el entramado social, la confianza en las instituciones, la seguridad, etc. El tema de la percepción de inseguridad aparece como algo clave.
El grupo de teatro de Matienzo está compuesto por: Paula Baró, Agustín Jais, Belén Charpentier, Melina Marcow, Agustina Gurevich, Claudio Gorenman, Nicolás Lodigiani, Sabrina Cassini, Rocío Caliri, Maia Tarcic y Tamay Zieske.
Matienzo es un escenario y una galería, como también, un colectivo interdisciplinario de artistas, curadores y productores interesados en abordar procesos de gestión colectiva.
Esta postura es coherente con todo el desarrollo que viene llevando adelante el Club Cultural Matienzo, cuya mayor apuesta es la creación de comunidad, la producción de vínculos y redes mediados por la producción estética.

Cuento: "El noticiero interrumpió la novela de la tarde" por Francisco Magallanes (parte 2)


Por la tarde Norma Susana ayudó a su madre con los pisos de la casa. Primero los baldeaban con una formula a base de agua caliente y lavandina para desinfectar,  luego pasaban el trapo bien escurrido y le daban el brillo. La prima Esther llegó al rato, mientras merendaban café con tostadas y vaticinaban los próximos amoríos transcurrida la fiesta de aquella noche. Dedicaron lo que restaba del día a la minuciosa preparación de una velada que prometía deliciosas aventuras iniciales.
            
            La bola espejada se reflejaba en el granito de la pista como un remolino de luciérnagas; sobre los laterales los hombres bebían sus tragos repartidos en mesas redondas, que se reservaban la presencia femenina; ellas, bailaban desenvueltas al ritmo de Los Maxilars, que interpretaban éxitos del Rey Elvis sobre el escenario del fondo. Era ese momento de la noche en que la fiesta está a punto de parir emociones, de soltarse y bailar camino al frenesí, el estado más visceral del amor. Su prima Esther le contaba al oído, las barbaridades que pensaba cada vez que cruzaba a un hombre apuesto, y Norma Susana se sonrojaba invadida por un calor esencial. De repente giró como solía hacerlo cuando se avergonzaba; su brazo izquierdo impactó contra el torso de un muchacho y la bebida se derramó sobre su falda. Entonces aceptó el pañuelo que le extendía aquel muchacho de ojos grises y no necesitó más, aquella noche de fiesta en el Club Evita y Progreso.
          

             Se casaron al año una vez que Cachi ya estaba asentado en la YPF, y hasta el desembarco de los españoles, procuró almacenar dos cajas de mate cocido en la alacena de la cocina del Mondongo. Desde que la mala hora comenzó, Norma Susana Vidal tuvo que amoldarse súbitamente a los nuevos hábitos; colocar la yerba sobre el borde de la ventana y que el sol se encargase.
Cachi caminó la zona comercial durante la mañana juntando cartones depreciados; el oficio de la recolección aumentaba y el precio bajaba, el santo capitalismo se regía por leyes que jamás infringía, así hubiese que liquidar en saldos al hijo de Dios. La salida a la exclusión se avizoraba en el chumbo, a todo o nada como los corredores de bolsa, un golpe preciso para volver a empezar. Sin embargo Cachi estaba viejo, pertenecía a otros tiempos, donde únicamente el trabajo redimía de la marginalidad.

Buscó un asiento bajo los plátanos de plaza Italia donde fumar un buen cigarro y darle tregua a esos malditos calambres en la planta de los pies. El cielo estaba cargado de nubes manchadas que paulatinamente lo iban cubriendo todo; de a ráfagas cruzaba la plaza un puñado de personas al igual que el viento que movía las hojas desperdigadas por el suelo; Cachi lió el cigarro con destreza y lo encendió con la mirada extraviada en el monumento a los caídos italianos de las grandes guerras del siglo pasado. En su extremo más alto, un águila en bronce con las alas desplegadas  promulgaba el orgullo romano de sus años más gloriosos. Sobre las escalinatas del monumento dos niños aspiraban ocasionalmente de una bolsa. Inhalaban con intensidad, mientras los ojos desorbitados y manchados se inflamaban en sangre, y luego la alejaban con el rostro desencajado. Uno de ellos llevaba una remera de la Alianza 99, un joggins roñoso y la nariz desbordada. Parado en guardia, con su mano izquierda apoyada en la cintura y la otra extendida como si empuñara una espada, finteaba hacia un lado y luego asestaba un golpe al aire, al tiempo que gritaba:
-¡El más grande espadachín de todos los tiempos!
        
           El otro tenía el cabello revuelto y sucio, la camiseta blanca con una franja azul de Gimnasia y Esgrima y los ojos como dos ciruelas maduras. Cachi tomó sus bultos y se dirigió paulatinamente hacia las escalinatas, escrutándolos con el entrecejo agudo, los pómulos de piedra y el labio superior que parecía zurcido a la nariz.
-¿Qué pasa viejo?-preguntó desde abajo el niño haciendo la bolsa a un lado.
            Casi desde la nuca, Cachi sacó un manotón que sacudió la cabellera grasienta del niño que instantáneamente estalló en lágrimas y quejidos.
-Antes que nada ¡Buen día! ¿Qué carajo hacen en la calle? ¡Entrégame esa bosta, pendejo!- Entre sollozos le entrego el pegamento, mientras bajaban una vez más con otro cachetazo.
-¡Viejo de mierda!-le grito entrecortado por el llanto, el de la camiseta de Gimnasia-¡Nosotros vivimos en la calle, vos no sos nadie!
-¡La próxima que los veo, les doy con este!-les dijo y les mostró la hebilla del cinto-¡Ni aliento les va a quedar para contestar!


Parte uno
Parte tres

Poesía: Malén Denis









cianuro

Hoy me exorcizaron
Me sacaron la muela
donde vivía el diablo

a él-juré
me lo voy a sacar
de adentro
como una muela:

anestesia local
pinza
hacer fuerza
y si se rompe
me voy a abrir
la piel para sacar
su raíz
si es necesario
gritar frases en latín

hay pruebas
de que alguna vez
estuvimos juntos
en el mismo recinto
-las voy a quemar todas-

hay una decisión mía
de otra vez volver
                         a bloquearte

voy a volver
a la anorexia

me miré al espejo
y estoy inflada
como si gustar de vos
fuera comer
hidratos de carbono
constantemente:
horrible.

Después de vernos
me quedé pensándote
                         agarrado
como garrapata a mi cuello
como el día que nos conocimos
que yo me juré que nunca
te iba a dejar ir
-pero me dejaste vos a mí-

¿alguna vez te dijeron
que sos un todo? -preguntaste
me tocaste la nuca
y las orejas
¿usás cremas?
por supuesto-respondí

“mi mamá es rústica”-dijiste
y yo me la imaginé
                            de mimbre.

Lo poco que escucho
de esta clase
es que la contaminación
por cianuro
es mito.

soy mi propia exorcista
cirujana
y mi propia
                 planta nuclear

y ni vos
ni la contaminación
son mitos
aunque tengan algo
de inventado

en este mismo momento
te estoy arrancando

________________________________

Mirame,

tengo superpoderes:

Una vez fumé porro e inventé

el estabilizador de tensión.

Ayer choqué con un camión

y estoy viva,

nada más tengo una cascarita

en el tercer nudillo de la mano izquierda.

Una vez inventé un juego

(que te enamores se llama)

también caminé muchos kilómetros

en el desierto (de mí)

de noche y sin agua.

Sé tocar (mal) la guitarra,

sé cantar más o menos

pero te aseguro que dejo

las mejores notitas de heladera

del universo.


mundo de acción

la vida se ve tan bien del otro lado
no entiendo si soy lo que proyecto
o proyecto lo que soy
un disco de babasónicos
te puede salvar la vida y eso te define
una frase que nunca dijiste
una noche que no recordás cómo volviste
Esto es como apilar angustia tipo jenga
y ver cuánto podés desarmarte
para seguir subiendo
sentirse grande
sentirse enorme
caerse al suelo
amigo piedra necesito que
me ayudes con mi auto otra vez
para viajar a ese lugar nuevo.
_________________________________

[sobre la autora]

Malén Denis nació en 1989 en Buenos Aires. Egresó en el 2006 del Colegio Nacional de Buenos Aires y estudió producción de TV y fotografía. En el 2009 publicó su primer libro Con una remera de Sonic Youth por la editora de Arte Nulú Bonsai. Este libro escrito casi de casualidad la llevó a seguir explorando el camino de la poesía. Actualmente trabaja en su segundo libro Nadie nunca nada.  

Contacto: malen.denis@gmail.com