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                   Contrasentido,  revista digital independiente


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Cuento: Desamparo

  por Gabriel Bonetto

  Rígida la postura del militar. La silla es de mimbre y  a pesar de su fragilidad lo sostiene con solidez. Ese rostro demuestra tenacidad – especula en su pensamiento Hilda-,  una firmeza del derrotado que posee la sabiduría del futuro triunfador.  Parece un muñeco de cera que sentado en el museo espera ser visto por la muchedumbre. El militar respira y pestañea. Solo eso. No responde las preguntas de los que lo acompañan. Las preguntas no son tales, son verdaderas bromas convertidas en cobardes degradaciones –vuelve Hilda a pensar-. Superioridad es lo que demuestra el militar cuando fija su mirada hacia Hilda y a los otros tres jóvenes que se encuentran con ella.  La mujer vuelve a preguntarse en su interior: ¿Por qué que no parece abatido, por qué disfruta la agonía?

   Uno de los jóvenes toma mate. El termo aferrado con su brazo derecho, abrazándolo con tenacidad. Realiza una vista panorámica por la pequeña habitación. Las paredes son blancas, con un gris de polvo que se observa mejor en los ángulos que se unen con el techo. No hay muchos muebles, solo un sillón marrón gastado por el paso del tiempo, y una pequeña cajonera beige. El joven que toma mate habla. Se dirige hacia el militar y le convida agua. Con un leve movimiento de cabeza el militar acepta el ofrecimiento.

     La mujer es la más joven del grupo. Es rubia de pelo lacio. Parece molesta con su pelo. Un nuevo disfraz, uno más –piensa y protesta Hilda-. ¿Cuánto más tengo que soportar estas cosas? ¿Cuánto más tengo que estar alerta a que alguno cante y me vengan a buscar? Todo eso se pregunta Hilda, mientras observa al hombre atado a la silla de mimbre.

    Javier lo llaman los demás. No importa su verdadero nombre, nadie tiene que saberlo. Su nombre anterior fue borrado y quién sabe cuando podrá volver a utilizarlo. Es un joven alto y corpulento. Su voz concuerda perfectamente con su físico. Una voz imponente cargada de fortaleza. Fuma, despide una bocanada de humo espeso. Imagino que sabe porque está aquí, pregunta. Después de producido el silencio, tan esperado como lógico, el militar carraspea y lanza una respuesta corta pero vehemente: Soy un soldado preparado para la guerra. Los jóvenes ríen. Cada vez que escuchan la palabra guerra  no aguantan la risa.  Hilda no lo hace, solamente los mira. No entiende las risas que se van desplegando por toda la habitación. El eco suena impetuoso, como si un largo desamparo hubiera sensibilizado su vibración.

   Sirve mate Javier, se lo acerca a la joven rubia, quien lo toma y enseguida estudia el contenido de la infusión. Piensa Hilda. Los recuerdos la acechan sin escrúpulos y la trasladan al pequeño jardín ubicado en la parte de atrás de la casa familiar. Allí solían reunirse sus padres y el tío Alberto. La parrilla era el lugar ideal para compartir la mejor carne del barrio, como decía siempre su padre. Los domingos empezaban con mate. Lo seguían los quesos y salamines que acompañaban al vermouth. Las charlas de los hombres comenzaban con la previa de la fecha de futbol. La memoria es tan selectiva como enigmática. Recuerda Hilda nombres como Amadeo Carrizo y Pipo Rossi, piezas claves en el equipo de River campeón, según el tío Alberto. La chica con bucles escucha a su padre y a su tío discutir. No polemizan sobre futbol. Unos bombardeos en una plaza son el motivo de la pelea. Son los insultos que se propagan sin parar y el plateado del arma de mi tío Alberto brilla en el rostro pálido de mi papá.  
     La memoria es selectiva y misteriosa- piensa Hilda.
     El sonido de una voz interrumpe el recuerdo de la joven. Pablo, que también utiliza un  nombre falso, parece el más tranquilo de los jóvenes. Tiene estatura mediana y el pelo ondulado. Es flaco. Pablo manejó el auto que los trajo hasta esta casa fuera de la ciudad. También es el máximo responsable de la operación, el más preparado. Es un tipo engreído, altanero –dice para si misma Hilda-  pero también valiente e idealista, capaz de dejar su vida por una causa. ¿Acaso –insiste la joven que sigue arreglando su pelo rubio- la vida y la muerte sean lo mismo para esta gente? Siente desprecio: por Javier, Pablo y por el militar que continúa en silencio. También conmigo misma –se compadece Hilda- que no soy capaz de asumir la verdadera responsabilidad.
     Todos saben que la noticia ya está en los titulares de los diarios. Nadie en esa casa siente curiosidad sobre las repercusiones. El militar continúa integro, inquebrantable. En un mínimo movimiento del parpado parece decirles a sus captores que todo está bien, que no tiene rencor, que va a aceptar cualquier represalia.  Javier sonríe. Poco importa lo que piense,  señor, le dice. La palabra señor suena ridícula, recargada de burla -piensa Hilda.
       Pablo lo desata. Lo hace con movimientos lentos y pacientes. El tiempo parece suspenderse, un tiempo cercenado que dura hasta que el militar se pone de pie.
         
           La ceremonia comenzará en unos minutos. La habitación contigua ya estaba preparada: un sillón de pana roja; un pizarrón que tapa una vieja pared; tres sillas que enfrentan, perfectamente equilibradas, al sillón; un cuadro en blanco y negro de una fotografía de un antiguo presidente. Observa Hilda el retrato, lo recorre por todos los contorno. Sus dedos se trasladan a la foto  y la bordean con delicadeza. El antiguo presidente parece estudiar a todos con su mirada. Se sospechan sus discípulos –especula en su pensamiento- , sus adictos que se creen los dueños del mundo.   Ya estoy acá –continúa- entre la espada y la pared, encerrada entre cuatro tipos que no saben que todo, indefectiblemente, terminará de una sola manera.
                    
      Todos están sentados. Los jóvenes enfrentan al militar.  Pablo tiene un libro entre sus manos, lo golpea suavemente con la punta de los dedos. ¿Cuándo claudiqué, cuándo me di cuenta del simulacro de revolución –vuelve a preguntarse Hilda-. ¿Quizás cuando llegué a esta casa deshabitada, cuando olí  la humedad insoportable que había empezado a quemar mi cuerpo?   El encargado del  trabajo es Pablo, quién luce un arma que le da una seguridad inquebrantable, una automática que ostenta con desdén y desparpajo. No lo puedo permitir –concluye en su pensamiento la joven de pelo rubio.
         Pablo comienza a leer. El discurso transcurre repleto de palabras formales y religiosas. Son palabras vacías, carentes de significado, silenciosas –asegura Hilda. Ya no tengo dudas, es el momento indicado.
       La memoria es selectiva y enigmática –piensa Hilda.
       El arma tiene un brillo plateado, como el arma de mi tío Alberto –recuerda. La toma con una seguridad que ni ella misma reconoce. En voz baja cuenta hasta tres y oprime el gatillo sin misericordia.
       
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Poesía: Nicolás Castro


Fable And Fury



























Version nc de Letra Today Your Love, Tomorrow The World
 de Ramones 

yo voy al frente solo y pierdo, de cara al piso,
y ya he perdido mi tiempo, mi oportunidad
Pero siguo siendo ese soldado
Sí, lo soy. 

Y para nada más sirvo

creí que luchaba por una patria

pero era tan solo un miserable más
entre tantos miserables 

Un miserable
Un pequeño gigante , rubio como solo un idiota
En una ciudad asqueada
que hoy es  empujado a expresarse, 
acá en cualquier callejón.


en pocas palabras
Hoy tu amor, mañana el mundo.

9.
El lector cautivo

un tímido parpadeo intimida
más que un peronista convertido


Es un tibio aleteo metálico
que lo lleva a moverse y
a suponerse
como un heleno en Alejandría,
como esas noche de Kavafis,
sintiendo  ese dolor
demasiado cristiano,
tal vez.

Tantos cuadernos hay
como para meter
de lleno la
cabeza en
el mismo
libro.

6.
Desmesura

Esa sonrisa que  acompaña
a cada mejilla
la lleva y la pasea
por cada metro cuadrado
de su único ambiente.


[Sobre el autor]

Poeta. Escribe desde hace tiempo, intenta escribir sin medir el tiempo. Escribe lo que puede y si solo si, puede escribir como quien no puede dejar de hacerlo. Escribe poemas, algunos con destino de libro, otros con destino libre. Editó junto al Cap.Solo la revista de poesía y cultura pop "Olor a Manzana" en 2002 y junto a él  co-edita el blog Figuras sin formas.
Coorganiza el ciclo de lecturas y música Más poesía Menos policía.
Básicamente se formó leyendo diarios, revistas, libros prestados, robados y en la cultura rock.
En el 2010., publicó su primer libro de poemas: La pelusa del Jardín. 
A través de Elvis Attack, editó el disco Diciembra, de la banda 3pecados
Es hincha de Atlanta.




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La Música En El Agua

Acabo de salir del río
como un yacaré cansado
llegando a la isla

Camalotes sobre el agua
luces de esmeralda flotando

Mensajes de dorados
fluyen por la sangre marrón

Guitarra y agua,
el remanso canta
la canción de la tarde

Piraguas de madera
aguaciles volando
paisaje no pensado
los ojos sufren el asombro

Mejor si el río,
lleva el cardumen
de recuerdos tristes

El viento silba
una pequeña melodía
de chamamé bajo el sol

Pineso otra vez
en los músicos y el agua
y los instrumentos y sueños
hundiéndose

Después
serán hijos del río
lluvia y remolinos

Se escucha la música
en el agua

Las guitarras flotando
con arpegios mojados
y los acordeones
llenándose de agua
los pulmones

Es terrible y extraño
la música es perfecta

Linkoteca: "Traducciones del Silencio" de Clifton Ross



"Clifton Ross ha vivido un año o más en la Venezuela bolivariana de 2005-2006. Así como acudió a Nicaragua durante el proceso sandinista a tratar de ofrecer su solidaridad, vino a Venezuela atraído por el experimento revolucionario. Esta vez estaba más consciente del tipo de solidaridad que tenía en sus manos proponer: “una solidaridad cultural”. Venía como poeta y como filósofo, y nos dejó un poemario antológico y muchas ideas, dispersas en páginas web y en algún lugar del alma de los amigos. Yo asumo que nos dejó el espíritu de la “guerra cultural”. Concebida ésta como la construcción de una “nueva espiritualidad”, sin la cual toda revolución es vana..."

J.A. Calzadilla Arreaza 
en el prólogo a Traducciones del  Silencio, 
Agosto de 2006.
[Sobre el autor]

Clifton Ross, 53 años, escritor y cineasta californiano.

En el año 2005 participó en el II Festival Mundial de Poesía en Caracas. Entre otros libros de poesía publicó "Fábulas para un campo abierto" y "Un puñado de estrellas".
Se dedica a la traducción de literatura latinoamericana al inglés, traducciones de documentos culturales y políticos, como entrevistas y proclamas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Es graduado en Letras en la Universidad de Berkeley, donde trabajó  como profesor de lengua inglesa para extranjeros.

Hijo de un sargento de la Fuerza Aérea, se  crió en bases militares durante su niñez y parte de su adolescencia, tanto en su país de origen, como en Alemania y Gran Bretaña. Se desenvolvió trabajando por más de 20 años en el movimiento cooperativista en Estados Unidos, pasó por la Teología de la Liberación, vivió en una comunidad anabaptista, residió en Nicaragua durante la Revolución Sandinista, y hace algunas semanas, estuvo en Chile recopilando datos para su próximo libro sobre movimientos sociales en Latinoamérica.  


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clifross@gmail.com

Visuales: Viktoria Martín



[Sobre la autora] 


Formanción 
Estudió Dibujo con Eduardo Riggio (Mar del Plata); Pintura con Ana Zitti (Neuquén); también Seminario de Libro de Artista y Poesía Visual con Juan Carlos Romero; Seminario de Muralismo con Nicasio Díaz Llanos. 
Actualmente estudiando en el taller de Karina Kurc (CABA). 


Pintura mural 
Facultad de Ciencias de la Educación(Cipolletti, Río Negro); 
Hospital Materno Infantil (Mar del Plata); 
Centro Cultural Expresarte (con Grupo Muarpa, Clorinda, Formosa); 
Galería Casa Escópica (Bahía Blanca, Bs.As); 
Avenida de los Murales (Balcarce, Bs.As). 


Ilustración
Ilustración de tapa poemario "Fuga" de Evangelina Aguilera, Ediciones Gogol; 
Fanzine de Poemas "Estrim" de Gastón Malgieri y Diego Labra; 
Participó del staff de ilustradores de la revista virtual Prometheus. 
Actualmente ilustrando cuentos infantiles de Lourdes Alfonso. 


Colectivos
Formó parte del grupo de arte experimental Cornalitos en Deleitte y del grupo de intervenciones urbanas Apuro. 


Muestras y menciones 
Participó de varias muestras colectivas desde el año 2006. 
Mención Especial de Dibujo: "Cultura Positiva II".Fundación Huésped y Secretaría de Cultura de la Nación (2008) 



[contacto] 
vitkka@yahoo.com.ar
www.pinturas-viktoriamartin.blogspot.com


La piba a través de los espejos

El director Raul Perrone estrenó Las pibas, su última creación, en el marco del festival BAFICI.

Por Nadia Sol Caramella

Se me ocurren muchas metáforas para describir este nuevo film de Raúl, pero la imagen perroniana no necesita de una narración que la explique, dice todo a gritos, a pesar de sus secuencias silenciosas de paredes roídas por atestiguar el paso del tiempo en la vida de una joven lesbiana, pobre y obrera.

Fiorella, el personaje principal, tiene todo para configurar la antitesis de la “chica cosmo”. Una especie de Alicia distópica que transita en un realidad densa y opresiva, y el paso a un mundo “maravilloso” será de la mano del amor. Amar a una otra como ella, se convierte en la salvación. Eso conmueve, porque el director se anima a mostrar a estas “otras” sin el efectismo barato de la escena de sexo entre mujeres, sin la paquetería del relleno estético y “melánco”. Estamos hablando de personajes tan reales como los que describe Raymond Carver en sus relatos y a la vez, cargados de una oscuridad que bien podríamos encontrar en la prosa de Bukowski. Estas outsider recorren el oeste de Gran Buenos Aires creando un mundo alternativo, después de esta peli (como de otras tantas del director) esas calles no volverán a ser las mismas. La mirada poética, definitivamente, transforma los espacios. Los personajes del oeste son forjados por la mirada del Perro y hasta los que nos aparecen en sus películas, van haciéndose parte de ese mundo.

El viernes pasado se estrenó Las Pibas en el Abasto, antes de comenzar la proyección Perrone repitió una de las frases que lo caracteriza, sobre todo cuando se pone al frente de sus films: “Disfrútenla, si pueden”, sentenció. Esto lo dice porque sus películas no tienen la espectacularidad de las películas taquilleras, lo suyo tiene que ver con los actos cotidianos, donde no hay tiroteos,  persecuciones, ni grandes historias de amor. Como dice él “es la vida que les puede pasar…” En este relato cinematográfico hay mucho de realidad, alienación, explotación, opresión y amor. La empatía, para con estos personajes, pareciera inevitable. Todos vivimos en el mundo de hoy.

Este director trabaja sin guiones, lo ficcional se da a través de otros elementos: la mirada, es decir, la fotografía, la edición, la elección de locaciones que sirvan para contar la historia y la iluminación natural, que es un gran factor de estetización. En una entrevista que le hicimos al Perro dijo: “Yo considero que cualquier persona que se pare delante de una cámara está actuando y cualquiera lo puede hacer, si está bien dirigido.” Ahí está el yeite del director. Por eso resultan tan intensas las charlas entre los personajes, pareciera que hay una necesidad de buscar una estética que permita mostrar, a través de una lente, la realidad en su esplendor, trastocando lo mínimo para crear una historia.

Lo que al principio parece una secuencia de planos simples, densos y estáticos va mutando y, con el tiempo, nuestra mirada sobre ellos cambia. Los silencios van tomando otra densidad. La intriga ficcional se arma en la estructura del film, que es circular, hay repeticiones que envuelven una situación violenta. Las escenas se repiten, callando algo que el espectador tiene, como deber moral, que reponer.

La primera escena es devastadora, La piba se refleja en un espejo roto, confiesa un intento de suicidio y el temor de no volver a sonreír. Esta escena tiene tres aspectos interesantes. El primero está dado por la composición de la imagen, está desenfocada, el espacio vital se muestra hostil y decadente: la luz de una lamparita, el humo de cigarrillo, las paredes descascaradas. En otro aspecto, el soliloquio del personaje mantiene una intensidad que desborda la sensibilidad de cualquiera. Y, finalmente, fue esta escena la que terminó de convencer a Perrone para que se embarque en el rodaje. Según Raúl para filmar a alguien, esa persona tiene que tener algo. Y es evidente que las pibas tienen esa chispa, hay algo del orden de lo único: las pibas son intensas, tienen un vínculo fuerte y hasta se permiten hablar de amor libre.

A nivel fotografía el claroscuro pareciera un personaje más. La luz del sol de mediodía pone en foco la salida de Fiorella a la calle, a la monotonía, al día a día y en la penumbra, la intimidad de las charlas, se enfatiza. Los malabares luminosos en la oscuridad y el amor, son la contrapartida del día de una obrera asediada por la violencia de ser mujer entre hombres, que se muestran en conversaciones, que no escuchamos, pero que intuimos peligrosas.

Escuché decir “Las pibas es un lado b o reflejo de Los actos cotidianos”, prefiero pensar que son fragmentos de una continuidad cíclica, la obra del Perrone fluctúa en un movimiento circular, pero se da en un sentido de superación. Este director renueva sus temas y otras obsesiones vuelven, pero nunca de la misma manera. Las técnicas se van afinando y en algunos casos se vuelven experimentales. Podríamos decir que últimamente está más contemplativo, esto se hace evidente en su último tríptico:   “Luján”, “Los actos cotidianos” y “Al final la vida sigue, igual” y, por su puesto, en este largometraje.

Estamos ante un director prolífico, un especie de vampiro que se alimenta de sus películas para seguir viviendo, por eso la necesidad de incansable de filmar. Recién estrenó Las Pibas y ya está editando su próximo trabajo.

Se me ocurren decenas de metáforas para describir la trama de Las pibas, pero mejor un discurso directo y real, las palabras de Fiorella Yemina Aita después de la proyección: “La película habla de una relación de amor, de un abuso y de la violencia, que no sólo viven las lesbianas, las mujeres y muchos varones, sino todis, día a día, y que no nos damos cuenta. Esa piba que lloraba ahí (señala la pantalla) después de pasar por un momento de mierda, no es sólo esa piba, sino miles y miles de personas. Me parece que eso es lo más fuerte de la película. Y lo que más importa es que sea como un grito: una denuncia, para que no pase más.”


[Ficha técnica]

Intérpretes: Fiorella Yemina Aita, Yuliana Nerina Bustos
Producción:
Dirección: Raúl Perrone
Fotografía: Raúl Perrone, Mariano Pattini
Edición: Raúl Perrone, Mariano Pattini
Producción: Raúl Perrone
Productora: Les Envies Que Je Te Desire, Tren
Duración: 65 min

[Contacto del director] 

Relato: "Día sesenta"

por Vanesa  Almada Noguerón
A Laura.





Ponele que haya una forma de decir las cosas que no sea esta. Ponele que sirve. Ponele que en algún momento yo la descubro y la pongo en práctica.
Me levanto un día y estás pegada a mí por la espalda. Siamesas andróginas. Me pongo a pensar en lo mucho que te siento cerca, laminada en serie, aplastada a mi transpiración y sacándole los ojos a los Edipos mal presagiados de nuestros miedos con un sacacorcho prestado no tan amablemente por la vecina chillona del B.
Ponele que lo pienso. Ponele que me lo monto a escribir, porque de a ratos llegan momentos en la vida para escribir poemas de amor.
Me arremango los párpados y evoco. Me doy cuenta de que a las musas las mataron a principios del XX de capitalismo intravenoso y las cremaron en miseria panfletaria de supuestas oenegés igualitarias. Ponele que me abstengo de bibliografía.
Ponele que me hace gracia la carita que ponés cuando llamás a mamá para pedirle la receta. Mientras vos cocinás viene el delivery de Manolo y yo me pongo a tirarle algo encima a mi cuaderno - para que el blanco a rayas tenga algo con qué fanfarronear- pero me vengo a encontrar con que no hay más versos. El último y más perfecto son tus ojos.
Ponele que me vienen las retóricas. Me pregunto qué es lo que van a hacer todos los que quieran morir de textos sin haber nacido siquiera, qué es lo que van a inventarle al señor del llavero grande todos los que hayan muerto de textos en primaveras madrileñas pero nunca hayan llegado a conocer ni tu córnea ni tu coroides, y qué será de los otros, de los que hayamos acumulado en nuestro haber los dos prodigios, pero no nos haya quedado más que un cuaderno en blanco a rayas.
Ponele que me pregunto y me respondo sola. Soy una mujer enlesbianada de por vida a los pelitos infrarrojos de la parte baja de tus omóplatos, y tengo tatuajes invisibles al tacto. Me jacto mundanamente de ser la gota rebalsada del vaso medio lleno, pero encarno en realidad la cólera retenida de todos los Aquiles y el Asterión inocente de todos los Borges cada cuarto menguante.
Ponele que nos vamos. Nos tomamos un ferry a Guyana y nos desintegramos los cuerpos a besos en la habitación contigua. Vivimos un par de temporadas en la portada de un libro, donde los diez que me sobran se convierten en ardillas cantarinas militantes de la ETA disneylandiana, y los diez que te faltan se fugan con sus amantes austro-húngaros a algún lugar de la mesósfera.
Ponele que Tabucchi tenía razón. Ponele que la filosofía simule ocuparse de la verdad pero no diga más que fantasías, y que la literatura nos mienta deliberadamente en la cara haciéndonos creer fantasías que vienen siendo la mismísima verdad.
Ponele que sí, que nos mintieron. Que todo este tiempo tuvimos en el bolsillo lo que estábamos buscando, que el triángulo de las Bermudas es al final un poliedro de pantalones largos, y que el lago Ness resulta una mera víctima más de los monstruos okupas de la Escocia Occidental.
Ponele que me arranco de las uñas las iniciales y me pongo a plantar tu nombre en todas las esquinas.
Ponele que que habiten muchas finas líneas entre, sea en efecto the higher law, y que las pastillas de menta no sean golosinas sino cosos de adentro espasmódicos y corrompidos de venas sangrando besos transparentes y faltos de sabor.
Ponele que aprendemos gestos nuevos, nos compramos un cuatro ambientes con vista a la laguna azul y nos embarramos de caracoles oceánicos para hacerles sombra a los museos locales y a las pinturas archiconocidas y ya devaluadas de Dalí.
Ponele para siempre.
Ponele que este resumen es un poco más completo que el del primer mes.
Ponele que dejo de empapelar la ciudad de tercera del singular y empiezo a concursar pasantías para la primera del plural. Nos pirateamos una peli noventosa y la ponemos cada vez que se nos venzan las tapas de pascualina y que tu abuela no haya hecho postre familiar. Ponele Groundhog day o 50 first dates. Hay un final de la historia pero nunca nos convencen los créditos. Todos los días es el mismo viernes. El cuadradito negro de la pantalla plana dice junio veinticuatro pero a mí se me hace cuento. Es otro viernes sordo y arrancado a mordiscos del almanaque. Yo me visto y me perfumo la bufanda descolorida con el falso Calvin Klein para pasearme los cuerpos por no sé qué jornada de sexos plurales en el subsuelo de la ex Bristol.  Mi cuerpo de mentira chorrea la verdad a gritos en las camas antisommiers de mis otros cuerpos. Son más de las nueve peeme y llueve un agua helada de mujeres olvidables y milímetros desconocidos.
Entonces me quiero salir/ me quiero volver/ me quiero alienar. Pero es invierno en los postes de luz amarilla de afuera/ pero me deportan indocumentada a último momento/ pero estás/ pero sos. Ya nos conocemos pero nos vemos por primera vez. Me acerco para alardearte tu propia deserción de redes sociales intransitables. Vos esbozás lo que yo creo la confirmación de la existencia divina. Alt tres al final del mensaje y una forma de decir las cosas que no puedo descubrir ni poner en práctica. Ponele que en lugar de eso me hago bicho bolita y me da por surfear toda la noche en tu vientre. Me alimento sesenta días con tufo multijugos y gasto mis últimos quince pesos del mes en una bandera gay. Me robo tu sonrisa y echo a correr hacia el Oeste. Me enamoro de vos y me quedo. Ponele.


[Sobre la autora]


Vanesa Almada Noguerón

A partir de 2006, participa asiduamente en diferentes concursos de producción literaria, hasta obtener, en 2008, el primer premio en el Certamen Internacional Poesía de las Américas por su cuento corto “Final”. Se integra, ese mismo año, al equipo de redacción de Poética, revista cultural de distribución nacional e internacional, en la cual publica, además, varios de sus trabajos en prosa.

Escribe y produce, en 2009, junto a la dibujante española Paula Sánchez Sellés, el guión humorístico the L heroines, un binomio de producciones artísticas audiovisuales, creado como obra tributaria a la serie televisiva estadounidense the L word, que obtuvo una importante repercusión en las redes informáticas.

Desde agosto de 2010 hasta octubre de 2011 coordina el taller Di/Verso, de lecto escritura sobre la diversidad sexual - proyecto delegado por Malgieri- en el Centro Cultural Villa Victoria Ocampo, declarado de Interés Cultural por la Secretaría de Cultura del Partido de General Pueyrredón.

Forma parte, actualmente, del equipo directivo del 1er Festival de Literatura sobre Diversidad Sexual y Género de Latinoamérica y el Caribe, a realizarse en la ciudad de Córdoba, Argentina.



Poesía: Cecilia Maldini

Graciela Vizcarra
"Crisálida"
\poemas seleccionados del libro paréntesis\








III

Lucirás este sol sobre tu frente
y sobre tus hombros
llevarás la luz rasgada

rayos partidos en pedazos
harán en tu espalda
un resplandor
de luna amarga.





IV

Pasar el umbral
como si diéramos
el paso acostumbrado
del otro lado encontrar lo conocido
no lo extraño

sin darnos cuenta casi
que avanzamos
en la línea del tiempo

como si una mano invisible
nos llevara a empujones
y con cada tropiezo
nos hiciera saber
quién manda y lo que somos.


VI

Lúgubre pájaro, rataplán, terraplén,
terraza, zafa de la bifera,
por bicha, por cucaracha,
la cuchara llena, colmada de maicena,
maíz para la cena, sena río, senador,
dorada luz, luciérnaga, maga de olivera
de cortázar, corte susana,
sana la rama, la pata de rana,
mala la mala, la loca que llama,
que quema y no sana.

Esa mala costumbre
de buscarle un sentido a las palabras.


XIX

Hoy me di cuenta
que es Dios el que nos mata
y no la muerte
esa negra figura imaginada
tan flaca tan fea
y tan malvada
sino Dios
el que nos ama.


XXXII

Éramos tan pequeñitos
como los peces que come la ballena
así nos sentíamos en tu vientre,
vida,
vivos como los peces que no mueren
sino hasta el anochecer o al alba,
digeridos.
alimento somos de los otros,
nada más que pequeños peces.
Nada más
que pequeños
pececitos muertos.


XXXV

Un día reducen
tu vida tus amores
tus odios tus dolores
a  un montón de cenizas
en una pequeña bolsa de papel
como diciéndote
eso fuiste
esto eres

el fuego todo lo consume
tu más recóndito pecado
tu mayor ilusión
el sueño que acunaste
nada esperes.

¿A este paso
quien habrá de alimentar
a los gusanos?


[Sobre la autora]

Cecilia Maldini nace en Puerto Natales, Chile, 1956. Radicada en Río Gallegos desde 1974, ha publicado: El fantasma de Cabo Vírgenes y otros cuentos (2005),  Todo Pasa (poesía, 2006),  Hechizo de tierra (cuentos infantiles, 2008),  Escrito desde la lluvia (poesía, 2009), Paréntesis (poesía, 2010). También ha publicado en diversas antologías. Tres de sus trabajos  fueron seleccionados en el Certamen Internacional “Chile con mis ojos”, organizado por la Televisión de Chile, la Academia Chilena de la Lengua y la Fundación Pablo Neruda, en los años 2006, 2008 y 2009.

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