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Creencias enceguecedoras

La vida de campo, los quehaceres hogareños y una moral cristiana de antaño confluyen en Las Bridas, permitiendo la entrada de unas supuestas parientes lejanas que parecieran estar buscando algo más que un alojamiento temporario.

por Nicolás Gallardo

Apenas uno termina de acomodarse en la sala del Belisario, las tenues luces que nos recibieron segundos atrás se apagan para dejarnos algún tiempo a oscuras. Veremos a continuación dos velas, se oyen los susurros de sus portadoras, que se dirigen hacia lo que pareciera ser una mesa y se guarecen debajo de ella. Una de las dos comienza a recitar el contenido de una novela: el momento en que una de las protagonistas mantiene el primer contacto íntimo con su ser amado. Leen apasionadamente, pero al mismo tiempo con cierto pesar, dado que están convencidas de que ellas nunca podrían encarnar una historia semejante. ¿Qué es lo que las imposibilita? Probablemente Elizabeth, la hermana mayor, a quien le esconden la lectura de estos textos que pudiera llegar a tildar de subversivos. Ni bien escuchan su voz, ellas salen de su ensoñación y vuelven a desempeñar las labores para las que “han sido creadas”. Imbuidas por una doctrina católica fuerte, las hermanas – con papeles a cargo de Débora Testi, Vanina Ferreyra y Natalia Franco- únicamente se permiten cuidar a su padre inválido y mantener el hogar en condiciones antes de que la luz del sol las abandone.

Mientras las hermanas siguen con sus tareas, podemos escuchar unos ruidos provenientes del exterior de esta casa rural. Elizabeth, que mantiene una escopeta siempre al alcance de su mano, se aventura hacia la entrada del lugar. Entran en escena dos mujeres más -interpretadas por  Celeste Monsú y Pilar Boyle- portando una muñeca, dicen ser las ‘primas de Buenos Aires’. Si bien ninguna de las hermanas del campo las recuerda, las dejan entrar porque una de ellas fue mordida por un animal fuera. Hablan, además, de un incendio que las dejó sin hogar. Todo pareciera indicar que llegaron para quedarse.

El público podrá notar, sin embargo, que las recién llegadas distan mucho de ser solamente gente de ciudad. Movimientos frenéticos de cabeza, miradas fulminantes y comportamientos poco usuales marcarán que estas chicas padecen de algo más que la pérdida de una casa. De todas maneras, pareciera que la vorágine del día a día tiene absortas a las anfitrionas, a tal punto que ni siquiera registran los atípicos modos de sus residentes, que se aprovecharan de su despiste para proceder con su plan: apropiarse de sus cuerpos. Sucede que estas extrañas conductas encuentran su por qué de ser: las autoproclamadas chicas de la urbe, inclusive la muñeca, son en realidad almas demoníacas en busca de cuerpos con más energía; y este trío de hermanas atareadas han sido escogidas como sus nuevas víctimas.

Las Bridas, dirigida por Julieta De Simeone, sorprende por la eficacia en el cumplimiento de su meta. Como espectadores rápidamente vislumbraremos los paralelismos de esta obra con el cine de terror contemporáneo. Mediante efectos especiales de iluminación para los momentos de traspaso de almas, sangre en apariencia creíble o saliva blanca y espesa para demostrar la confusión y rabia de las atacadas se logra un paquete de recursos estilísticos que -junto con la acertada musicalización original de Facundo Mazzotta- consigue mantenernos en un estado de tensión constante. Todo esto, sumado a la polivalencia de las actrices que hacen tanto de muchacha dócil como de femme fatale (en el sentido más literal de la expresión), obtiene como resultado un cóctel aterrador que sólo los más valientes se atreverán a degustar.

[Funciones]

Las Bridas se presenta los sábados a las 21:00 hs en el Club de Cultura Belisario (Av. Corrientes 1624), con entradas generales a $70 y $50 para jubilados y estudiantes (presentando certificación vigente).

Técnicas del yo

Sistemática en su primer EP traza un mapa de bits y violas eléctricas que derrumba viejos edificios ideológicos.

Por Joel Vargas

EP cover artZeus, Alá, Jehová, Júpiter, Ra, Buda son algunos de los nombres con los que la humanidad llamó a sus dioses. Con la secularización de la sociedad, y el triunfo de la razón instrumental, la ciencia se agregó a esa lista. “Producción”, Planificación” y “Tecnología” son los dioses de hoy en día. Sistemática, banda oriunda del oeste del Conurbano bonaerense, en su primer EP homónimo desmenuza y cuestiona a lo largo de seis canciones el papel de la religión, el poder de la razón, la tecnocrácia y el entramado de la técnica. Un claro ejemplo es el comienzo del álbum con “En el Jueves”, relato de un desencuentro, un mapa de bits y violas que dialogan de manera intermitente. Una ruptura metafísica observada por un “santo”. “Acompáñame abajo a ver/ como contaminamos” canta Nicolás Deluchi con un dejo de misantropía.

Sistemática es un híbrido  una banda ancestral anclada en el futuro. Hija directa del nuevo rock argentino y militante del rock de guitarras que hace ya más de una década los críticos etiquetaron como post-punk revival, aunque otros prefirieron llamarlo retrorock. En fin, nomenclaturas para tratar de clasificar un puñado de bandas influenciadas por la atmosfera de Velvet Underground, los arreglos de viola de Television y las bases bien marcadas de Joy Division. Sistemática está en la frontera, coquetea con los noventa en “Lacrimógena”, donde capas sónicas se adueñan de la canción y una peligrosa melodía gorriona te chupa la sangre, y baila al ritmo de las guitarras del tiempo moderno en “19 de vuelta”. La síntesis de esta simbiosis se percibe en la balada psicológica “Luz de despertar”:“déjame encontrar la forma perdida/ sombra que tal vez me haga recordar esa antigua medida” y en el trip de “Dimensión Tercera”:“una idea vieja / Me invita a la salida nocturna/(…)Escuchen”.

El leiv motiv del disco se hace todavía más evidente en “Ansioso corre el tiempo”. La rebelión en la granja “con los cerdos rompiendo el corral”desencadena en una road moviecontaminada de referencias surrealistas, orwellianas y borgeanas. Al escucharla se nos viene a la cabeza la famosa pintura de Salvador Dali: “La persistencia de la memoria”; relojes derritiéndose en un desierto árido y el tiempo escurriéndose a cuenta gotas como si fueran pequeñas partículas de arena. El highlight de la canción llega en un momento morrisoneano: ¿Se acuerdan cuando el rey lagarto recitaba/improvisaba poemas en medio de las canciones y se prendía fuego con su saliva? En el clímax de “Ansioso” pasa algo similar, todo se quiebra en el puente, el tempo baja y Deluchi susurra: "afuera entre rayos y raíces corre el tiempo", después grita y el tempo aumenta. Su voz muta a la de un vagabundo apocalíptico. Ahí está el rock.

Deshojando las capas

Los Misterios  Dolorosos, el último libro de la  escritora Lalo Barrubia, narra en tercera persona a toda una generación, la generación huérfana de los sesenta y  setenta. Una novela que se proyecta en tono universal, pero que indaga en el reconocimiento y aceptación del yo.

                                                                                                     por Cecilia Gerolami


 El trabajo de Lalo Barrubia se inicia dentro de la  movida contracultural que se desarrolló en la década del 80. Allí su trabajo como performer y su práctica oral de la poesía permiten asociarla a un cierto activismo de la resistencia.  Difícil de ubicarla  sólo como poeta, performer o narradora, Barrubia es las tres cosas al mismo tiempo: lo performático está en la poesía, y su cuerpo habla en la narrativa.

  Los Misterios  Dolorosos (Hum 2013) es el último libro de narrativa de la  escritora uruguaya residente en Suecia. Anteriormente publicó las novelas Arena y Pegame que me gusta  y el libro de relatos Ratas, además de una  obra poética que se inició en 1989 con Suzuki 400, y que se desarrolla a la par de su trabajo como performer, y que la hace la voz femenina de la generación huérfana, la que no transa, la que transgrede y subvierte.

La novela comienza con la descripción de una familia, perteneciente a una clase media baja,  pero  con orgullo y ansias de “progresar”, donde la incomunicación reina. Es allí donde se marcan gestos que la niña que fue la protagonista sabrá que deberá desaprender para moverse con libertad y  honestidad en el mundo. En la primera parte tiene importancia fundamental la escuela, como síntesis  de la represión y la injusticia: María debió ser abanderada, pero se eligió a otra niña porque era hija de la presidenta de la comisión  fomento. Así, el personaje va creciendo en un sistema en que la normalidad es la mentira, el acomodo, el abuso, la injusticia. La niña hace lo mejor que puede ante el abandono simbólico de  unos padres que tuvieron hijos  porque sí, que los abandonan como se abandonan a ellos mismos (doblemente huérfana, entonces, esta voz). El despertar de la sexualidad se vive con violencia, y María va aprendiendo que hay que callarse y aguantar, como toda una generación, como todo un país. Y que el cuerpo  se debe vivir con vergüenza y que el deseo se debe ocultar.

Esta novela puede ubicarse dentro de la llamada literatura de autoficción, en tanto que en ella se encuentran referencias que permiten asociar al personaje con la autora. Si bien hay datos que varían (el personaje femenino, Maria, vive y escribe desde Oslo, trabaja en la cafetería de una casa de ancianos, etc) el recorrido del personaje es idéntico al de Lalo Barrubia: la infancia en un barrio periférico de Montevideo con la dictadura como telón de fondo, el pasaje  indiferente por la Universidad, el exilio en la crisis económica del 2002, la propia labor de la escritura.  También  ha sido calificada como una “anti novela de aprendizaje” pues en ésta  se recorre la infancia, el mundo privado de la familia, con una cantidad de rituales opresores, como correlato de una opresión a nivel general; la adolescencia marcada por gestos rebeldes y de ruptura, y la llegada a la edad adulta con una cantidad de misterios a desentrañar, de cosas por explicar.

La trama cumple con las características de la novela de aprendizaje, pero hay una mayor complejidad, porque a medida que el lector se adentra en la lectura  deja de haber linealidad, los tiempos se mezclan, adolescencia, adultez, tiempo presente llevan de un recuerdo a otro. La infancia es el tiempo del relato sin complejidad, pero a medida que crece el personaje, la novela necesariamente  debe desprenderse de esa simpleza, no hay inocencia posible en ese yo que quiere hacer un relato de sí. La vida adulta, por ejemplo,  se narra en etapas superpuestas, alternando el presente de la narración, con el pasado donde  se buscan las causas que llevan a la protagonista a vivir a Oslo. Los hilos de la trama que permiten unir ese pasado con el presente son varios, pero básicamente la presencia constante del Mancha y de Cristina, amigos de la juventud que tienen parte de sus historias en esta novela, y que ayudan a armarla , sugiriendo sobre qué debería escribir y qué no, hacen que se sienta el texto a veces como  un work in progress,  donde el lector es testigo del proceso de selección y escritura, o incluso a veces, la sensación de que es el texto  el que  escribe a la narradora.

Pero, además de todo esto, Los Misterios Dolorosos es una novela que habla de una generación, de la generación huérfana, de los nacidos entre el 60 y pico y los setenta, de los que “fueron abandonados a su suerte a la edad de 16 años”, de los que “no son comunes y corrientes. Gente que ha tenido que hacer esfuerzos inconmensurables para tener vidas comunes y corrientes. Gente que sabe muchas cosas que el mundo ignora, o pretende ignorar”.  Es en este sentido que la novela logra una proyección de carácter universal. Es la voz de los que no hablan. La novela está narrada en tercera persona, porque habla de los que nunca  hablan por sí mismos, cumple con la norma de que “los desgraciados, los que sufren son los otros”. La distancia entre narrador y protagonista  explicita un distanciamiento necesario para saber “la verdad”, para develarla.  La distancia funciona como estrategia narrativa  que busca la  objetivación y ser garantía de honestidad, como si la voz que narra, que identificamos con María, quisiera sacar capas, despojarse de ser María, para no callarse nada. Pero también para tomar el discurso. Así, al hablar de María se habla  también de Oskar el amigo homosexual noruego, o de  una anciana peruana en una  casa de salud de Oslo.

 Si Arena  narra el pasaje de la adolescencia a la “madurez”, y  en Pegame que me gusta los personajes están en crisis, en esta novela se narra el proceso de exploración, reconocimiento y aceptación del yo.  El registro lingüístico  no difiere del de estos libros: el registro muy cercano a lo oral, las escenas fílmicas o audiovisuales (“Plano fijo sobre calle de casas de bloque rodeadas de pasto seco, muchas sin terminar, no veredas ni pavimento. Jane Birkin sale de una de las casa, tranca la puerta con un candado, camina rápido apretándose el saquito con las dos manos hasta que se sale del cuadro.”). Se mantiene un ritmo musical a lo largo de gran parte de la obra ( Barrubia ha dicho que entiende la narrativa como una forma de poesía); por ejemplo a lo largo de un episodio se lee:“Lo que no sabe todavía es si después irá a la manifestación por Palestina, si trabajará en la maldita novela, o se tirará en la cama a sufrir de amor”,  y se mantienen los enunciados siguientes: “lo que no sabe todavía” y finalizan igual “o se tirará en la cama a sufrir de amor”, pero en el cierre del capítulo se explicita: …usa la expresión sufrir de amor para que suene como una cumbia y no pueda dañarla”.

 El diseño de tapa de la edición preparada por Hum, que es la proyección de una cruz vista con un vitró de fondo, muestra la importancia fundamental, no tanto la de la iglesia en sí, pero sí  de los valores cristianos que adoctrinaron a una generación bisagra entre la modernidad y la posmodernidad. Esos valores religiosos se impartían en la casa, en la escuela, en el liceo; y se cargan como una cruz. La narración en este sentido puede obrar como una forma de exorcismo. Los misterios son los que han hecho callar o retroceder en más de una ocasión y que el libro se propone desentrañar.

[Más de Lalo Barrubia]

[Sobre la editorial]

Visuales: Mariano Rosales





[Sobre el artista]


Nací en el 85' en Buenos Aires. Estudié cine y ahora estoy terminando licenciatura en artes combinadas en la uba. Con el dibujo y demás no tuve mucho contacto. Dibujaba cuando era chico y de más grande solamente en márgenes de cuadernos, garabatos y no mucho más. Hace poco más de un año arranqué de un día para otro a hacer bignetas. Desde entonces dedico todo el tiempo que puedo a seguir dibujando y escribiendo y espero publicarlas en un libro dentro de poco.

bignetas:
www.facebook.com/bignetas

dibruscos:
www.facebook.com/dibruscos

[Contacto]
85mariano@gmail.com
www.facebook.com/85mariano

Poesía: Gustavo Grazioli

[1984: Celular y whatsapp

No vine a contarte ninguna historia
es tiempo de que haya tiempo
de no hacer nada y mirar el techo
perderse en la nebulosa de una vida

Esto que se viste de actualidad
nos esta dejando adentro
los fármacos nos cuidan de la fuga
apresando tu yo todo es regular

Las estaciones del año te saben igual
todo es lo mismo ¡que importa lo nuevo!
un aggiornado bohemio llegó:
con toda la teca para ser audaz

Mírame cuando te hablo,
deja de mover los dedos
se ha muerto mi vieja
y también el vinculo con la humanidad

Nuestro líder desde un led
nos habla desde el cuartel
al campo de batalla: "con gas pimienta y prejuicio,
acidez constante hacia el gesto popular"

[Gritos de un Lumpen]

¡Gritos!

Un hombre acodado en su egoísmo
Espera la cena
Y lo acompañan
sentimientos codiciosos

¡Gritos!

Se desmienten vanidades
que crean pestes perversas
una enfermedad sin nombre

Lumpen tosiendo humos rancios
persiste en agonías felices
sentándose en la oscuridad
reclama atención protocolar


[Sobre el autor]


Gustavo Grazioli nació en febrero del  ’87. Realizó media carrera de Comunicación Social en la UBA, y está terminando la carrera de periodismo en ETER. En la actualidad trabaja como periodista, colabora en medios digitales y en la edición en papel de la revista local de Aldo Bonzi. 
En materia narrativa hace poco encuadernó sus cuentos con el fin de publicarlos bajo el título: La pureza del lenguaje se esfumó. Y en lo musical se desempeña como frontman de  Manzanitas, una banda de la zona Aldo Bonzi – La Matanza, en la que aprovecha a cantar letras que se iniciaron como poesía.

[Contactos]

El amor enferma alguna vez

La obra Amor de mis amores, de Cristóbal Jodorowsky, se estrenó el domingo pasado en el Treatro Sha. La puesta en escena es el resultado de una búsqueda experimental que enlaza el psicochamanismo, la psicomagia y la expresión teatral.

Por Nadia Sol Caramella

ph: Cintia Poli
Desbordarse. La puesta comienza con un acto de psicomagia real, un hombre se enfrenta a su genealogía familiar, rompe las cadenas simbólicas que lo unen a su pasado, intentando así, con la puesta en acto, demoler sus traumas, la herencia anclada en la oscuridad de su propio inconsciente. La genética como memoria. La obra teatral como rito.

Exorcizar. Amor de mis amores experimenta sobre las bases dramáticas aprendidas en las escuelas de Stanislavski y Grotowski. Si en estas escuelas existe un alto grado de compromiso del actor con su cuerpo, sus emociones y su público, esta obra pretende encontrar en la unión de las emociones surgidas de las vivencias reales de cada actor, materia de expresión, que sea capaz de atravesar el escenario y convoque al público, desde lo emotivo. Lo racional queda de lado. La puesta pareciera operar en el inconsciente,  apela a lo instintivo.

El lenguaje de los sueños. Lo onírico, la palabra ausente, porque el teatro comienza donde la palabra es insuficiente: yuxtaposición de imágenes, pequeños núcleos dramáticos que van de un extremo a otro, de un registro a otro, de la comicidad al drama. De una falsa paz sublime al caos enérgico de las relaciones humanas. Con este lenguaje surrealista y esotérico la puesta avanza a un ritmo voraz, se produce una alianza profunda entre los dieciocho actores en escena y los espectadores. Los actores encarnan los arquetipos del amor pero también son los chamanes encargados de romper los moldes tranquilizadores del mundo en que vivimos.    

En acto. La estética es la del melodrama pero atomizada por las técnicas del teatro de variedades. La hipérbole como figura que opera en la discursividad de la obra. Lo lúdico y lo circense como motor de reflexividad. El drama como lenguaje orgánico que le habla a los cuerpos. Lo corporal como emisor y receptor de esas vivencias. La mente olvida pero el cuerpo resiste. Lo simbólico de cada acto opera infatigablemente sobre el inconsciente  Porque son las imágenes las que revelan nuestra estructura emocional, así funciona el inconsciente y el lenguaje. Por eso, la psicomagia, técnica desarrollada por Alejandro Jodorowsky, -padre de Cristóbal-, apela a la escenificación de lo simbólico para erradicar los traumas de ser humano, buscando su transformación positiva.

Transformar. Buscar en el acto colectivo frente al espectador una práctica profunda de sanación, al menos eso es lo que afirma el director cuando se refiere a la finalidad de su creación. La banda sonora de Amor de mis amores es la encargada de enfatizar los matices de esa sanación. Todo muta bajo la reglas de lo efímero, incluso los objetos de deseo, así como también los roles en la pareja, que es concebida en un sentido amplio y diverso.

Un oso rojo para tu soledad. La búsqueda de un amor ideal. Un coro de personajes van de un lado a otro aferrados a sus ositos rojos, objetos fetichistas que simbolizan la falta de un amor edulcorado. Interpelados por un imaginario romanticista, corriente estética y política de finales del siglo XVIII que todavía nos atraviesa, estos personajes van dejando su vida en pos de un ideal. Pero, la puesta pretende romper con esos esquemas del amor idílico. En el transcurrir, hay una toma de conciencia de la irrealidad de esa búsqueda. Se produce una mutación donde el amor se presenta como acto individual y colectivo, simple, concreto, cotidiano y sin ornamentaciones melodramáticas. Los osos rojos son dejados a un costado. Algo nuevo emerge: el “yo” como saldo de esos encuentros y desencuentros. El amor propio, que no es otra cosa que amor a la humanidad, como promesa y enseñanza última.


Si “el amor enferma alguna vez” habrá que curarlo de simulacros. Solo la emoción genuina busca en el amor su fundamento, y este se traduce en silencios, el silencio cósmico: un corazón lo mismo que una piedra pide amor. La imaginación se expande cuando encuentra en el silencio una respuesta. Amor de mis amores invita al silencio y, encuentra en él, la transformación.

[Funciones]

Amor de mis amores  se presenta por cuatro únicas funciones: domingos 8, 15, 22 y 29 de Septiembre a las 20.30 hs, en el Teatro Sha -Sarmiento 2255 C.A.B.A-. Entradas $100

Poesía: Carla Sagulo

Absentia Art Print

by Ruben Ireland


Comunión

como nube herida,
llega a mi ventana
de los techos una gata:
viene a decirme
que soy ella
también,
en la tormenta

y como a mis huesos,
casualmente,
se les ha dado por temblar,
y a mi cabeza por pensar 
la muerte,
yo  le creo,
le creo y le abro
y me abro así
un tajo:

en el reflejo soy ahora
un solo ojo,
un solo hombro,
un gesto hachado

y en la mitad abierta,
 venido de la noche,
descalzo y blanco,
 un animal entero


Oscurece

es temprano y las cosas 
ya se meten en la sombra,
-el árbol flaco, rodeado de basura
la cortina de chapa- 
como en una madriguera 

porque  oscurece muy temprano 
cuando estamos tristes
cuando no hay más fauna 
que nosotros mismos
ningún ciervo iluminado que nos guíe,
un sapo al menos, 
su fría compañía blanca y verde,
algo salvaje que nos salve: 
monos, lechuzas, 
luciérnagas inquietas 
como planetas 
en la noche que comienza

Vamos las bandas, y los solistas también

“Camino canción”, un nuevo proyecto audiovisual que invita a conocer más de la música independiente de nuestro país.

Por Victoria Caracoche

Dentro de las manifestaciones artísticas más populares, la música es una de las que vive de manera contradictoria. Crece, se fusiona, sigue en alegre expansión; pero al mismo tiempo, muchas veces no se accede a ella con facilidad.

“Camino canción” es una apuesta optimista, generada por las productoras: La toca films, Resiéntelo producciones y Fin del comunicado producciones, que busca reconocer a una ecléctica selección de músicos independientes y darles una ventana a través de la web, en una serie filmaciones, donde se puede ver a los artistas interpretando sus canciones en espacios íntimos, cotidianos. En cada episodio se define un concepto, un artista y un escenario. De video a video, esta serie se va a expandiendo hacia nuevos horizontes y personajes.

En una época donde el concepto de música moderna se replantea todo el tiempo y se deforma peligrosamente, es siempre una alegría encontrar espacios para conocer músicos que no tienen difusión masiva, quizás por no encuadrarse dentro de lo que los ránkings radiales consideran vendible. Y es esto lo que se destaca: no el comercio, sino la pasión, el amor, la palabra cantada, el instrumento acariciado, a través de una propuesta sencilla y cálida.

Cuatro capítulos hasta ahora salieron a la luz a través del canal de Youtube de Camino Canción: una recopilación heterogénea donde se puede disfrutar la poesía de Marina Fagés, la alegría de Luvi Torres, el mágico bajo de Daniel Maza o la voz visceral de Luciana Jury.

Cada una de las entregas no excede los veinte minutos y es en mayor parte repertorio, celebrado en el entorno del artista. En los intermedios se exhiben algunos testimonios que permiten entrever algo más del mundo del intérprete, adornados por imágenes que muestran detalles peculiares de su vida, objetos, dibujos, etc. Conocemos un poco a quien se retrata, pero sentimos que lo sustancial nace a partir de su instrumento personal.

Existe un mundo paralelo felizmente repleto de artistas de todas las ramas que llevan adelante su pasión por sobre todas las cosas. Es fundamental difundir el hecho artístico (en este caso, la música) que no tiene intermediarios: es el artesano y su arte, el músico con su instrumento y su canto, puro, verdadero, autóctono.

En ese contexto “Camino canción” es una opción más para descubrir excelentes músicos, deleitar los oídos, despertar del letargo musical que nos adormece y seguir descubriendo los caminos de nuestra música.

[Camino Canción #1 Marina Fages]


[Más sobre Camino Canción]

Micro-excursiones: Sol Marianela

[Micro-excursiones] es un cuestionario que va en busca de músicos y compositores, con el fin de conocer sus ficciones personales. Es una adaptación, algo transgredida, del cuestionario Proust. Las preguntas son simples e impersonales, pero a la vez pretenden ser un disparador. Es el primer cuestionario en donde las preguntas no importan. El merito y la inventiva corre por cuenta de los músicos.


[Mini-Bio o Auto-semblanza]

Sol Marianela, nacida como Sol Marianela en Hawaii, partido de Villa Gesell hace más años de los que parece.
Escribo desde los 7 años, le agrego música a los textos desde los 16, fui un poco lenta.
Quería tener una banda tan cool como los Smashing Pumpkins, pero era y es muy difícil. Asi que en un viaje al viejo mundo a los 17 años, me enseñaron lo que era el punk, y la idea de poder ser un cantautor punk.
Si, cantautor, como Sabina, pero sin hablar de tetas.
Eso soy, una cantautora punk, que nunca escucho dos minutos, pero de interior punk porque escribo lo que quiero, y hago lo que quiero.
También podría ser que sea una caprichosa.

1. ¿Qué condiciones se tienen que dar para que empieces a componer?
O que este muy mal de ánimo, o que este muy tranquila. Lo que más necesito es que no haya seres humanos alrededor, me ponen muy nerviosa.

2. ¿Cuál es tu héroe o antihéroe de ficción favorito?
Enid, del Ghost World de Daniel Clowes. Por dioz, Enid es yo. Vivia en un pueblo, era una rara. Y salía con viejos.

3. ¿Qué talento desearías tener?
Uff, tocar mejor, tocar bien! Y una voz de esas zarpadas, pero no sería yo, asi que no importa.

4. ¿Cuál es tu posesión más atesorada?
Al día de hoy una guitarrita barata que llene de stickers, creo que atesoro mas los stickers, son difíciles de conseguir. Ah. Y el comic de Ghost World que lo gané en una subasta de Ebay.

5. ¿Cuál es para vos la manifestación más clara de la miseria?
No convidar o escatimar comida. Con la comida no eh

6. ¿Cuál es la cualidad que aprecias más en los seres humanos?
Mmm, cuando tienen empatía por el resto de los animales.

7. ¿Cuál es habitualmente tu estado mental?
Un kilombo, siempre tengo un montón de cosas en la cabeza quemándome. A veces no puedo encamarme con mi novio tranquila que estoy pensando en un montón de cosas que no vienen al caso. Como por ejemplo, que será de la vida de la familia de mis ex novios?

8. ¿Cuál es tu idea de felicidad?
Pasto, sol, silencio de autos y ruidos ambientes, animales, una vida tranquilita.

9. ¿Cuál es tu mayor miedo?
Que se me infecte una caries.

10. ¿Cuándo y dónde fuiste más feliz?
No me acuerdo, pero supongo que cuando era más joven con mis amigos y teníamos solo problemas de adolescentes.

11. ¿Qué canción que hayas escuchado últimamente te hubiera gustado componerla vos?
Un montón de Elliott Smith.

12. ¿Qué canción que hayas incluido en un disco o interpretado en vivo no volverías a tocar? ¿Por qué?
Uf todas las de mi primer disco que fue grabado en vivo, y un montón más.

13. ¿Cuál es el peor disco de la última década?
Escucho música vieja asi que no se. No mentira, también escucho Paramore.

14. ¿Qué libro te hace sonreír?
Los de recetas veganas.

15. Si sufrimos un ataque de Godzilla y tenés la oportunidad de salvar de sus garras a una banda o músico, ¿a quién salvarías?
A temporada de Tormentas, porque son mis amigos.

16. Si después de muerta volvés convertida en zombie ¿a quién morderías primero?
Seria un zombie vegetariano. Asi que a un tomate.

17. En tu último disco ¿encontraste la forma justa de expresar lo que querías?
Lo estamos grabando, y la respuesta es… no, nunca expreso lo que quiero, las letras tienen vida propia y se expresan a través mio, pero esta bien así, somos un buen equipo.

Gracias por preguntar!
Y hagansé vegetarianos amigos!


[Contacto]

soundcloud.com/solmarianela

Rebuscada tu respuesta, tanto como tu cabeza

Siguiendo reflexiones de Alejandra Pizarnik, Agua para Alejandra nos invita a formar parte de un intrincado debate introspectivo en la mente de una joven poetisa.

por Nicolás Gallardo

Damos un pequeño consejo para todo aquel que concurra al Teatro El Grito un viernes alrededor de las nueve de la noche: pida pasar al baño. De esta manera tendrá la oportunidad de inspeccionar anticipadamente el escenario en el que pasará la próxima hora.

Así es. Agua para Alejandra transcurre en un baño, o también podríamos decir que en varios baños. Pero esta teoría se ve refutada cuando vemos que los actores ejecutan a distintas facetas de la persona de Alejandra. Ellos mismos se consideran piezas de un rompecabezas, pero de uno inacabable, dado que nunca se unen para un mismo fin.

La obra dirigida por Florencia Berthold, quien también es responsable de la puesta en escena, aprovecha cada recurso que este teatro taller le brinda. Se usan los ya mencionados baños, las ventanas y escaleras del establecimiento; todo sirve de escenografía, y se ve exaltado por iluminación encargada de enfatizar. La síntesis de todos estos elementos da como resultado un ambiente onírico, surreal, que nos permitirá no sólo ser espectadores activos de la psiquis de Alejandra, sino que también recibiremos  imágenes de alta belleza estética.

Un tema recurrente en esta historia es el agua. Los distintos álter egos de la protagonista la ponen en un lugar especial. Mientras los pensamientos sobre la identidad, la sexualidad, la pérdida de algún amor y la angustia van aflorando, la posibilidad de sumergirse de una vez por todas aparece en forma tentadora. Se adapta a cualquier persona, es indefinida, carece de juicio. Si hay algo en que todas las “Alejandras” coinciden es en las bondades del elemento.

Agustina Montiel, Lucila Németh, Clara Murgia y Nicolás Deppetre –responsables de personificar a las distintas partes de la protagonista- respetan sus roles con gran maestría. Gracias a sus intervenciones quedará más que claro que Alejandra tiene lados racionales y otros que se rigen únicamente por la pasión. El conflicto constante que logran mostrar, sumados a unos más que bienvenidos números musicales, parecieran confirmar una de las tantas tesis de Pizarnik: frente al “inagotable murmullo (que) nunca cesa de manar” dentro nuestro, resulta difícil determinar si el silencio en verdad existe.

[Funciones]

Agua para Alejandra se presenta los viernes a las 21:30 en el Teatro Taller El Grito (Costa Rica 5459). Entradas generales a $60, estudiantes y jubilados a $40.