menucito

Indiana

Indiana está formada por Pablo Siciliano (voz y guitarras), Diego Siciliano (guitarra), Bruno Poggi (bajo), Nicolás Poggi (baterìa) y Mario Ojeda (teclados, guitarras). Editó en el 2007 un ep llamado Se Abre Paso y en 2009, Seguro Contra Terceros, en este caso, en formato LP. La banda dio su primer recital el 9 de diciembre de 2005, y desde entonces sus integrantes vienen juntándose para componer todas las canciones y grabar todos los discos que sean capaces de hacer. El día martes 21 de julio comenzó con las grabaciones de su segundo disco, titulado Las Horas, en los estudios Project 9, propiedad de Guillermo Olivera. Constará de 10 canciones entre las que se encuentran Canción para emilia, Suiza y En mi defensa. Será editado a fines de este año.

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Escena dos

Enfrentadas en la arena, Venus Milo y Venus Botichelli (alegres tocayas desnudas) se miran a los ojos. Botichelli acudida por vientos y ninfas y un ejército de soplones voladores esgrimiendo dulces empalagosos y bombas de comidas griegas que chorrean grasa, aceite y miel. Milo, con sus huestes de poetas falderos modernistas que la apantallan y le prestan algunos los brazos mientras que otros le tocan el culo con total impunidad, a salvo de la cachetada imposible de la Venus (Caesar Vallejus primus). Y el olor a sexo de Milo se hace feromona entre los presentes. En cambio, Botichelli, limpia, emergiendo de la almeja de su madre, no huele. Sus pezones vivos son ahora dos petirrojos iridiscentes. Bucles rojos como lenguas de fuego le azucaran los hombros, las clavículas, y ese tramo de la espalda que el pintor guardó para sí. Venus Milo la envidia y la desea, pero ella sí que tiene omóplatos. Perfecta predilecta espalda marmórea.
Y mientras tanto, detrás de un ojo de los presentes, no lejos de un galgo que ladra sin parar, una neurona se agita y se pregunta por qué venéreo y afrodisíaco no son sinónimos. Y Venus Milo se sonroja porque acaba de recordar que una vez le dijeron que fue esculpida con el ombligo hacia fuera y que un cincel censor se lo había amputado, privándola de su cordón umbilical. Dónde habría caído aquel trocito de mármol enrulado que un día le fue desbastado. Quizás la mano que golpeó el cincel la haya guardado en ese lugar que desde entonces sería conocido como l’umbilico del mondo.
La horda de poetas falderos se detiene súbitamente y congela a la sola señal de un movimiento en el hombro de Milo, que sacude los muñones como alitas recortadas. Y al mismo tiempo los ejércitos dulcíferos de Botichelli, ante la señal de sus glúteos, armas al hombro. Los ojos de las alegres tocayas se encontraron en el escenario. Y la escena es una tormenta de versos proferidos a viva voz. Botichelli se desata y alcanza con un pie el pie de Milo, susurrando pan y queso. Venus caudalosa se estremece. Los labios oleosos tiñen el mármol frío y el público muere de un síncope.
Todos los galgos aullan hasta quedar sordos.

Augusto Enrrique: La poesía no sirve para nada


Ya perdí mi nombre y caí en el engaño de mi sangre. Antes de aprender a mirar hay que escupirse los ojos. Hace rato que saltamos hacia el silencio y bebimos el vaso vacío de la sed. Vivo de muertes lejanas, del corazón caliente y de lo que late en la sombra. No puedo hablar con palabras de este mundo, no puedo. Estoy emplumando los pájaros para que golpeen al viento. Yo soy mi danza y mi llanto, y me canto y me encanto como un sonámbulo vagando por la casa de la existencia. Siento una mano en mi garganta, por eso cuando tengo demasiada sed invento una lluvia.
Estamos muertos, esa es la consecuencia, o el efecto. Lo único que podemos hacer es averiguar la causa. Llegar al nuevo silencio pulsando la palabra antigua. Un río de ojos y de fiebre, y una condena a vivir con las estrellas. ¿Cómo esquivar la emboscada de mi escritura? Tal vez otros sean los dueños de la palabra, pero nosotros somos dueños de nuestro silencio. Sombrías significaciones y significaciones sombrías. No, si, no, si, puede ser. Hablo, digo, callo, estoy harto de los juegos de la mente, harto de la razón. Busco en el murmullo de mi corazón, de mi corazón azul, la voz casi inaudible de mi sangre. Y alguien me imploraba que no la matara, y era la infancia. En los velos flotantes que cubren tu viaje en el agua, me lloro y me doy mi corazón y mi sangre. Como una posesión mía, que nadie me enseñó su pertenencia. Fue un perro, un perro desnudo el que arrastraba mi cadáver desnudo. Es el despertar de los durmientes, siempre y nunca lo fue, el reino de lo relativo. Yo también estoy solo y escribo, por eso estoy solo. Voy hacia mí con el eco mío. O sea: voy hacia mí, hacia mí, mí. La trampa de los conceptos, los anzuelos de las definiciones, el sustantivo sin adjetivo de la inocencia. Mirar como las hojas secas esperan la estación del viento para formar la estructura de un remolino. No esperar, no esperar, no esperar, ese es un mantra perfecto contra la desilusión. Te transmito, me transmuto, luego no sé. Bebíamos vinos azules, luego no sé. Luego otras cosas, y por último no sé. La ironía era mi casa por eso no tenía techo. Cada niño del cuadro era un niño que le faltaba a la realidad. Soy el errante, el inquieto e inquietante. Es una forma de decir. ¿Qué es ser fiel y verdadero? Acaso es posible saber que se es algo. Si algo puedo decir de mí es que no soy un es ni un estoy. ¿Cómo indagar el peso de mi lenguaje? Necesito descubrir la alianza entre mi pronombre y tu persona, y también una muñeca desdichada que beba leche de pájaro. Esto es un mapa de los ríos interiores. Y una elegía para mi persona metafórica. La palabra es el juez que condena a todo poema al fracaso. Estoy poseído por el demonio de la analogía. Solo vinimos a ver el jardín y a decir una plegaria en el crepúsculo. Algunos piensan que la poesía no sirve para nada, por lo que veo a cada rato, la política tampoco.



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Otra cosa

¿Me darán una oportunidad al tocar con los dedos el umbral
como si ya nadie me viera o quisiera verme?
¿Pedir perdón o pedir permiso?
¿O decir adiós?
Pedir amor, encontrar un exilio.
Extender la mano hacia una obsesión.

Suelo existir,
suelo apartarme con ingenuidad,
antes de encontrarnos detrás de la linea que marcamos en un principio.
Me vi en sombras intentando brillar (inextinguible)
con la puñalada de siempre,
la de toda la vida, la de toda la eternidad...

y es que el desequilibrio
me viene a golpear justo acá,
justo a nivel del mar.
Y aunque he removido los escombros
tratando de ayudar en la tragedia,
tratando de olvidar cuan culpable soy,
cuan cómplice soy.
Los saludo desde la escalera que desciende,
que nos sumerge uno a uno en castigo,
que nos delinea la fe
haciendo de la mentira una venenosa verdad.
Memorizo el grito de mártir,
me lo olvido al cantar una canción
que no se si escribí yo o dios o el infierno.
Y aquí sentado ante los demonios de mi infancia,
(que aun hoy me visitan por las noches),
negociando,
entrando en confianza.
tomando whisky, varios whiskies,
creo caerles bien,
creo poder pedirles perdón
y que el disparate nos libre y nos guarde
por no decir otra cosa...

Martín Wilson: Línea 59

La última mesa a la izquierda- me dijo el acomodador.

- Ahí, ahora una de la chicas se acerca y te trae los cartones.

- ¿Pero que mesa? Pregunté.

No la veía, me sentía perdido, como en una boda de esas en las que no sabés por qué te invitaron, ni quién te invitó y la búsqueda de tu mesa te marea. Esta era una boda muy grande, muy iluminada y con catering de cartón. Esa era mi mesa, la última a la izquierda. Una señora con el pelo enrulado, teñida de rubio, los labios pintados de rojo fuerte y los ojos muy delineados, hablaba por teléfono en guaraní. Me sonrió dándome la bienvenida. En este micro mundo todos parecían profesionales, doctorados, licenciadas, másters en suerte. El azar está escrito, el destino no.


¿Es tu primera vez?- no preguntó, afirmó la señora de pelo enrulado teñida de rubio. Yo asentí. Vas a tener la suerte de principiante-me dijo con cierta dulzura y guiñándome un ojo.
Completaban la mesa una anciana, nunca le vi los dientes, no tenía dientes, temblaba mucho y sonreía como un delfín en mundo marino. No me saludó. Me miraba de reojo, con desconfianza. Otra señora, también mayor, estudiaba su cartón y cada tanto miraba hacia el techo. Tenia algo del Negro Rada, podría ser su madre. Había también algunas personas jóvenes pero… pensionadas, pensionados, jubilados, retirados eran condiciones más habituales en la sala. Casi todos llevaban esa credencial impresa en sus miradas. Esperando, ese era el estatus. Y el esperante de la fortuna lo hacia en orden, en fila, en número.
-Cin-cuén-ta- i-och- oh!, cinc-o och-oh!, Cin-cuén-ta- i-och- oh!.

No sé que mierda hago en un bingo un sábado a las 11:28 de la noche. Estar sólo un sábado a las 11:28 de la noche es un poco triste y estar sólo un sábado a las 11:28 en un bingo…es un atentado a la alegría.





Pero no puedo sumergirme en cuestiones existenciales. Acá no hay lugar ni tiempo para castigarse. Una sola distracción, una desatención y te perdés un número y si te perdés un número te podés perder una línea o el pozo, una montaña al revés. Esto es maravilloso. No pensás en vos, te vas de vos. Compartís una mesa con desconocidos con los que ni siquiera tenés que mirarte a los ojos (no hay tiempo para eso) pero de una extraña manera estás acompañado. Todos venimos a escuchar números, y escuchar números es una cuestión de a uno, es algo personal. 2 pesos el cartón y el vuelto generalmente vuelve en fichas o vales para seguir jugando y no te das cuenta y seguís probando.

En una mesa cercana un flaco perdía la línea, estaba en pedo, agitaba los brazos y el vaso. Tenía ojeras, la cara ovalada, la pre temporada de una calvicie, la camisa afuera del jean que usaba con dobladillo, y unos zapatos negros que parecían escolares.

-Dale putos, quiero mis bolillas! dijo.

-¿Que pasa que no me la llenan de Bingo?! Eh?!

Una chica que lo acompañaba trataba de calmarlo, avergonzada. Un mozo y un tipo de traje lo invitaron a retirarse. Parecían conocerse. El borracho y la novia se fueron a los tumbos. Esta es mi fiesta giles!

-Yo soy el señor de los Bingos, el número 1!

Esto lo dijo con voz de locutor, con la voz de quién canta números en un Bingo.


Es como el paco, me habia dicho un amigo. El bingo es el paco de los juegos.

Creo que nunca en mi país había sido testigo de tanta concentración colectiva, tanta obediencia, tanto orden y respeto amuchado. Ni en un lugar sagrado, ni en una iglesia, ni en un templo, ni en un colegio muy estricto se genera tanta atención. En el bingo, ni se tose, ni se bosteza se presta atención. Los números son mantras, se anuncian, se cantan y se repiten en cientos de mentes que no se dispersan por nada. Y como en misa o como en un aula grande, hace frío, ese frío de calefacción distante. Las luces blancas nos vigilan, nos despabilan arrogantes hacia abajo. Desde el altar, la voz es la de un divino pastor, o una enviada para anunciarnos nuestro tan azaroso destino.

-Línea! Línea Señor! grita emocionada una señora mayor y en la alfombra gris se tropieza pero no se cae al piso, llega a pasos atolondrados hasta aferrarse sobre otra persona que sin darse cuenta la rescata. Acá nadie parece darse cuenta de nada. Y la señora tampoco se dio cuenta que le faltaba un número, un error el 59 no había salido y seguimos jugando por una línea. 39… tres nueve, 65… seis cinco, 6…seis, 13… uno tres… 48, cuatro ocho cua-ren-ta-i-och-oh! y los números hablaban, se contaban cosas entre ellos, sociabilizaban. Yo quería cambiar los números, cantar una línea o tomarme el pulso y pensaba…voy a gastar lo mismo que en un cabaret. Al final no es tan deprimente ir a un cabaret. Hay cosas peores. Es hermoso el cabaret! Y le mandé un mensaje de texto a Leboski, así le digo a mi amigo, el que me había dicho: El bingo es como el paco.



El paco de los juegos me quemó el cerebro.



-Dale, vamos. Donde estás? es la respuesta a mi mensaje de texto.

-En 20 paso por ahí, me dijo. Otro número pensé.



Y esperé 27 minutos en la puerta del Bingo y fuimos a un cabaret. El cartel de neón luz roja y el nombre del cabaret se encendía y se apagaba, se encendía y se apagaba: Chat rodeado de un signo de interrogación (?) ¿Chat?. Raro, ¿Chat de gato en francés? o ¿Chat de chatear ?. Raro. Y me acordé de una vez oir decir que el signo de interrogación es un jeroglífico. Que la marca de interrogación simbolizaba a un gato que se va. El punto y la cola y la incertidumbre (?). En la barra le conté esto a Cindy, 23 añitos, cola real, frigobar s/cargo, toda, la diosa de Nuñez. ¿Vas a pasar o no? Dale flaquito...

¿Por qué las putas se visten como putas? Vestidas de lycra chillón y berreta, escotadas sin gracias, haciendo equilibrio en sus tacos aguja, maquillaje exagerado, perfume de imitación. Si fuese puta pensaría más en la pilcha y en como vestirme de mujer corriente, en vestirme como las chicas que me querría coger en mi trabajo, en la facultad, en el tren, en la vida o en un bar.

¿Querés mi colita? -me revendió Cindy



Y no. Los números me habían quitado la libido, los signos de interrogación también. Y el terciopelo sucio, el humo, tabaco, microclima rancio, olor a lubricante, preservativos, libre participación, hedor a sexo, lavandina, desinfectante. Terminé mi fernet mirando el último número de la noche, Kayra bailando sobre el escenario y la Bestia Pop de Los Palmeras...cum chichi cum chichi cum...



Y nos fuimos.



-Tengo la cabeza llena de números Leboski, le dije.

Por lo menos gastaste poco y no te perdiste de mucho y estamos bien, me tranquilizó. Chau, nos saludamos.

Y esperé el colectivo... y el bondi y el bingo...-Que palabras, pensé. Bondi, bingo... Y llegó el 59, otro número. $1.25 más números. Y en el trayecto pensé en muchas cosas. Pensé en la señora que se tropezó, que creyó haberse ganado una línea y la imaginé más sola después llorando por su suerte, por su vejez. Eran las 2:30 de la mañana. Miré por la ventana. En un farmacity la gente hacia cola, en silencio, esperando su turno, esperando el próximo número.


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Relato de Martín Wilson

Línea 59 pertenece a la Trilogía: Vals en False City

Contacto: tiemposdeneon@gmail.com

EL ANGEL VENGADOR

Dumas / Montecristo
Si un hombre fuera un cuerpo y una idea, expuesta su absurda sensibilidad a un mundo igualmente absurdo, y lo es; y si acaso un hombre fuera ese cuerpo y esa idea alumbrado por sueños y proyectos, amores y pasiones, y lo es; entonces ese hombre que había sido Edmundo Dantés habría muerto realmente en su celda del Castillo de If, y fue efectivamente así.
Lo que sobrevivió a Dantés no fue el propio Edmundo sino un ser superior y superado, una idea casi teologal, la idea del equilibrio místico aplicado por una mano superhumana.
Su venganza no es la de un hombre sino la de un dios. A guisa de contrapasso (¡Hosanna, Alighieri!), Montecristo va sembrando pacientemente las semillas que crecerán hasta voltear la balanza para el lado opuesto. Desde todo punto de vista, las acciones del Conde superan ampliamente la noción de vendetta. Montecristo tiene una certeza digna de un dios y, desde la catalepsia de Valentina hasta la configuración de Benedetto-Cavalcante, sin olvidar tampoco el desagravio de la hermosa griega Haydeé (hija de reyes), su plan –que es un plan divino– tiene siempre un doble efecto. Montecristo deshace no sólo su propio agravio sino también el de todos los que han sido ultrajados por los enemigos.
Será por esto que su nave, espléndida nave construida a la medida de las exigencias de un dios, lo lleva al final a ese horizonte curvo en que el mar guarda los mitos. Edmundo Dantés no vuelve a casa con Mercedes, ni se instala en Marsella ni en París, ni siquiera en su isla homónima, sino que se pierde lentamente en la vastísima extensión del océano, como se borran del plano humano las leyendas para pasar, como Orión, a ser constelación, guía de los viajeros, literatura.

Desde Chile, Revista Virtual RíoNegro

Alejandro Villamañe: llano

Es así.
Viviremos juntos
criaré a tus hijos
haré de comer
te tendré de noche
te besaré al irme
sabrás muy bien quién fui
por qué no me amaron otros.

Llegaré a saber
por qué
cómo
si era de verdad
lo que dijiste que era.



Quién fuiste
qué fui para ti.

No llegaré a saber nunca
cómo hubiera sido
no vivir juntos
no querernos
no esperarnos
no estar.

Ya no soy más que yo y tú para siempre.

Me abrazarás
como esa noche
todas las noches
volveré para tocarte
y te veré morir.

Viva Elástico

Formados a principios del 2007, Viva Elástico principia una búsqueda musical conferida por distinto tipos de situaciones vivenciales, lo que hacen de su música un fiel retrato de la historicidad de la banda formada por Alejandro Schuster (guitarra y voz), Mateo Zabala (guitarra), Santiago Pacek (bajo) y Felipe Muslera (batería).
Seducidos por la estructura clásica de la canción, base de todas sus composiciones, Viva Elástico hace de sus temas una mezcla impecable de sublevación pop y envaramiento barrial.
A fines del 2009 presentan su disco debut, denominado homónimamente “Viva Elástico” el cual es una demostración pulcra y celebratoria del sonido tajante y conmovedor de una banda que resume lo mejor de la década de los noventa en un constante rejuvenecimiento, con canciones que festejan el instante transmitiéndolo a partir de una voz partida y rauda, acompañada de guitarras errantes y baterías fieles a la necesidad de la canción
Así, en el disco compuesto de 10 temas, destacan “Somos tan felices”, “Vuelven”, “El Amor Enferma” y “Complejo adolescente”, entre otras.
El disco será el 003 de Triple RRR discos y el 012 de Laptra Discos.

Andrea Mineko: Poema nocturno

Tomame las palabras
hasta que solo queden A
y todas se desborden de humedad.


Entonces yo tendré más sueños,
y vos estarás en algunos de ellos
descosiéndome la piel,
para mirar mas y más y más adentro,
y encontrarme eterna y niña
y mostrarme entre sonrisas,
de celofán tu corazón de rojo intenso,

Voy a tener estrellas en los ojos
y titilando voy a mirarte,
mientras te reís en sol sostenido
(reír como soles tu risa de niño)
y de seguro te vas atentar
y vas a morderme y lamerme hasta que esté
erguida penetrando tus depresiones,
ahuecada alrededor de tus erecciones,
y suave, muy suave dentro y afuera,
para recostarte y dormir en mi,
y quedarte así, y de paso
llenarme de tu aliento
para darme vida y belleza,
destrozar con tus dedos
barricadas, murallas y mas no,
hasta liberar de mi interior
mi protegido y escondido amor,
amor sin forma y sin lugar,
amor luminoso e ilimitado,
que va a ser cálido y puro,
y te va a llenar de sabores,
como si ya fuera primavera
y te nacieran
mañanas en las manos.


Andrea Mineko
06 de septiembre 2010


i shin den shin

Santiago García Monterrey: A grandes rasgos


Schamela: ¡échamela ya!



Schamela Yah, popular quiromántica y aún consolidada bruja de los medios masivos, lanzó hace tres meses en televisión, a través de su gustada sección “Manos arriba“, la amenaza de traer una época oscura para el mundo de no cumplirse sus exigencias. La advertencia fue oportunamente interrumpida por los productores con un mensaje comercial sobre la importancia del nuevo protector solar con feromonas aroma lavanda respecto al cáncer en la piel. Mientras tanto Schamela fue sacada del estudio entre empujones, cartas de renuncia, llamadas de celular con declaraciones deslindatorias. A las afueras de la corporación, el mismo director general y una escolta militar la esperan para partir rumbo al cuartel general, previa junta del honorable consejo legislativo seguida de una rueda de prensa en compañía del jefe de las fuerzas armadas.
Schamela aprendida por delitos en contra de la humanidad. Se le niega el arraigo, dos meses después solicitada la extradición a regañadientes, la quiromántica devuelta a su país natal. El país natal es exhortado por los países aliados a darle un castigo ejemplar y satisfactorio para el resto del mundo. Se evocan, en junta parlamentaria, nombres como Tse Tung, Mussolini, Hitler, Napoleón, Santa Anna, Paton, Tomás Moro. El país natal niega la pena de muerte, avalados, ya no por su constitución, sino por la carta universal de los derechos humanos. Cierre de rutas comerciales por parte de los países aliados. El resto del mundo exhorta vehementemente al país natal a ponerle término a esta tentativa de atentado en contra de la humanidad. Nueva misma negativa del país natal, aferrado a condenarla con una inocente cadena perpetua.



En los estudios de televisión donde esto tuvo su origen, acontece un reallity show para escoger a la nueva quiromántica por consolidarse en los medios masivos, la misma televisora se encarga de difundir al resto del mundo, por un módico costo, un resumen diario de tal show. Cifras millonarias en rating. Internet da cabida a una animación, vuelta rápidamente juego flash que consiste en acribillar con el mayor número de balas posible el cuerpo de la bruja en diez segundos, que alcanza una puntuación de doscientos setenta, cortesía de un tal Norris_sucks. Mientras tanto, los angustiados gobiernos del resto del mundo consideran que el país natal es blando. Si bien humanitario, su poca participación contra los actos terroristas les deja un sabor a traición, a encubrimiento. Temen entonces un atentado, corrijo, “preveen” un ataque por parte del país natal, por lo que planean, sin fijarse alguno la responsabilidad o la empresa, “erradicar el mal” antes del ataque, vía misión de reconocimiento, invasión o ataque nuclear en últimas instancias. Las fronteras del país natal cercadas por dos bandos socio-económicos en disputa por el siguiente movimiento, encarnados por sus principales potencias mundiales. Una quiere invadir, “rescatar” los recursos naturales y desfalcar los patrimonios nacionales; La otra no tiene más fin que el de aniquilar el desorden moral e instruir a los justos e ignorantes pobladores, con el objeto de sacarlos en caravanas del país, en dirección a una recóndita ínsula de naturaleza y ubicación confidencial en los confines de su territorio, donde serán libres de acatar su régimen y pertenecer a su nación. Tales potencias nunca llegaron a un acuerdo. Militantes del país natal planean reunión en la explanada del palacio nacional. El supremo gobernante del país vuela con su familia al extranjero; caos, disturbios en las calles, civiles y militares en barahúnda lo interpretan como un golpe de estado. El secretario de defensa acribillado a las puertas del palacio, segundos antes de que el primer misil atómico hiciera colisión, proveniente de aguas internacionales. Ante este acto, movilización de los atónitos cuerpos militares de todas las naciones rumbo a aguas internacionales, al calor del desconcierto abren fuego entre sí. Juntas urgentes entre las naciones terminan en querellas personales, trayendo con esto una época oscura para el mundo. Pensar que Schamela demandaba únicamente que se le prestase la debida atención y el debido respeto a sus palabras, y que por favor no se hiciera más mofa con su nombre.

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Datos del autor

Santiago García Monterrey

(Monterrey, Nuevo León, México 1986) Residente bucólico de una humilde comunidad Apodaquense; perseguidor de rayos solares escandalosamente friolento. Es autor de cuentos como Sudoku, El temor a la monarca, El cerdo salvaje, La inspección; a la fecha se le adjudica la creación de la novela Bondad, el blanco traslúcido, el bestiario claustrofobia con niño dentro; Responsabilidades o consecuencias que con vehemencia se ha negado a asumir. “No son tan buenos como para animarme a salir en su defensa, ni tan malos que no puedan defenderse solos”, dice al respecto.

Su trabajo ha sido traducido al glíglico y al español; ampliamente debatido por expertos en la materia y otras eminentes figuras intelectuales que manifiestan su descontento jalándose el cabello. El autor lo clasifica, encogiéndose en hombros, como literatura freak.

Contacto: santiagogamty.blogspot.com

·

porque buscar la vida
es también desgarrarse
y el vértigo
por encontrar un rumbo
me carcome hasta los pies

ser responsable
res-pon-sa-ble
o de cómo nombrar
elegantemente
a la soledad cotidiana

elegir es renunciar
elegir es respirar
o soportar lo que existe
con tal de no ver
·

A una nariz pegado

Süskind / El Perfume

Una perfecta apología del monstruo (como mostración, señalación y extracto al mismo tiempo) se construye apelando al deseo intrínseco y visceral que nos habita. La obsesión de Grenouille se nos hace genuina y también la anhelamos. El procedimiento de Süskind es exquisito y simple como un buen perfume, ya que todo en el relato huele porque todo en el mundo huele. Y si todo lo que hay en el mundo es efímero y muere, también los olores. Entonces la ansiedad de este monstruo ya no nos parece pecado si lo que busca infatigablemente es la supervivencia del mundo sensible.

Mélan: La vida invisible en Orestes - 1ª parte

1

por momentos me llegaba un recuerdo viejo de cuando estaba con ella ("ella" significa la única) en una cama y yo me desnudaba por primera vez (ella, no) ante una mujer porque la música no sólo me lo permitía sino que me lo insinuaba a través de ella, me lo pedía con suavidad y yo me desnudé con cierto temor que se disipó pronto porque no tenía sentido. la luz dejaba ver todo mi cuerpo, detallaba rincones más oscuros. ella, sí, me miraba. le mostré mi pecho peludo que a veces es una vagina y lo tocó porque quería conocerme. me olió la panza y los pezones. me acaricio con las yemas de los dedos, lo hizo tan lentamente que parecía que tocaba agua procurando no moverla, no romperla nada. yo no sentía pero sentía que no sentía nada y sabía que debía sentir. entonces empecé a pensar lo que debía sentir y fui acomodando, mentalmente, las palabras en mi cuerpo, a medida que ella me tocaba o me lamía. algunas palabras ni siquiera estaban formadas por letras porque eso es lo que ella me inspiraba. algunas palabras eran "madera", o "mimbre", algunas eran azules y marrones, algunas eran "Calíope" o "río" o "enchufe", a veces formaba párrafos y los dejaba chorrear sobre las manos de ella para que los esparcieran y decían: "yo soy un hombre que, en la madrugada, siente las manos de una mujer" y ahí debía expresarse todo el sentimiento de una primera vez. porque por primera vez una chica me tocaba el pecho. nadie antes. y volvía a articular palabras y frases en párrafos desarticulados: "siento sus manos tibias que me tocan sabiendo de mi cuerpo sin pasado, sin huellas, sin sol ni arena". así pensaba y así sentía sin sentir. quieto, diciéndome "ahora tenés que llorar porque se supone que los hombres no lloran, porque se supone que sus caricias son conmovedoras, porque se supone que es una primera vez" y después pensé "ni primera ni última, mañana este pecho va a ser igual que antes porque no importa". dije la palabra "estela" y logré sacar una lágrima que a ella la enterneció y la hizo feliz y yo me puse contento. aunque no sintiera nada, sabía exactamente qué debía sentir y que debía decirle sobre lo que supuestamente sentía. y fue una noche linda y negrísima

Una alguien de esxs que andan por ahí


Es sábado, tarde noche, lugar: teatro Gregorio de Laferrer, Morón. Un flaco lee un poema con tono monocorde y las palabras que suelta de apoco caen al piso del escenario y ellas saben muy bien, que no quisieran volver a nacer, no así, no de nuevo de su boca. Luego siguió una mujer de unos cincuenta y tantos años igual de monocorde, pero esta vez, las palabras indignaron a alguien del publicó que desde el fondo empezó hablar, su voz era potente y femenina:

Basta de poesías dinosaurio que hay revivir con electroshocks de palabras “preclaras”, “vacíos” y “nadas” con puntos suspensivos al final, a mí esa poesía me chupa un ovario, sabés por qué, porque no dice de mí. Yo, yo tuve miedo al ver a amiga desandar un camino obsesivo de la cama a la puerta de la casa y contar los billetitos violetas para ese aborto, porque a él que todavía no era, no le podía dar nada, sólo culpa. El terror le arañaba la frente, tenia miedo de no volver al día siguiente a arropar a su hija, una morenita que quedó suspendida de preguntas, que todavía la edad no le dejó preguntar y que su mamá tampoco podría responder.
Y vos me traes tu poesía gastada. Porque no me dejas con este sentimiento, tan femenino de diosa de vereda, que no tiene un centavo en la cartera. Me hablas de belleza, yo también sé de lo bello, de lo bello que no es pomposo porque es real: hermosas ninfas vagabundas, miranos, enfiladas en paredones, ellxs apuntan y disparan porque somos indignas sabés. Abortamos cuando no nos queda otra, no nos casamos, besamos, chicas, chicos y tratamos de salir del molde porque no nos gusta ese lugar que tu poesía reproduce.
Yo soy otra, mujer, hija, hermana, compañera, madre, una puta cuando quiero. Pero no, nunca jamás tu mercancía, ¿sabés?

Paró solo para tomar aire y continuó:

¡Mantenme no la quiero escuchar mas! Hace de la poesía algo aburrido, atemporal. La poesía está en la calle, encontrala entre las piernas de un putito rico o de una traba que a penas puede salir esta noche, porque alguien se zarpó y ella también se tuvo que zarpar, a taconazos.
Sacate esa sonrisa de intelectual, ¿no me ves? Si, yo la negrita del fondo, te escupiría si pudiera, pero estás tan lejos, tan, tan llena de una obviedad repelente.

Se levantó de entre el público y salió pisando a los pies que hormigueaban avergonzados debajo de las butacas, era el público más silencioso y obediente que jamás vi (pero inquieto, muy inquieto de la cintura para abajo). Yo la seguí. Si me la banco, la tengo que seguir, pensé. Porque pensaba lo mismo, solo que ella lo pudo decir. Era una especie de rebeldía de fémina con ideales, así que salí esperando a alguien más detrás, pero solo salimos ella y yo.
El escenario siguió perfectamente iluminado, todos permanecieron en un silencio distendido mientras, otro poeta, uno joven igual de aburrido que los anteriores, continuó… “la nada, las hojas desparramadas sobre la cama, lo que no fuimos, vacío, el sol sube y ella se va”.
Efectivamente ella se fue, más lejos de lo que yo me fui, no la pude seguir.
Por un momento pensé: y si así fuera la poesía en realidad. ¡Pará! qué me pasa por qué pienso en esto y no en buscar un trabajo “digno”.
Pero claro, no paso los psicotécnicos, estoy destinada no clasificar VIP jamás, siempre del lado de los y las parias. Ay, ay, ay, esta ñoña sensación que nace en el oeste y moriría quien sabe donde.
“Ninfa vagabunda”, dijo mi mp3 y me perdí en la niebla que flotaba densa sobre la plaza de morón y de ahí, me fui perdiendo más y más en un “463 barrio destino”, destino, allá me esperan una casa modesta, un hermano y una madre con un perro y una gato negro, muy negro.